miércoles, 13 de agosto de 2014

Magia sagrada

"Voluntad, amor, e imaginación, son poderes mágicos en las manos de todo el mundo, el que sabe servirse de ellos es un mago"

La magia es simple, común, hacemos magia incluso sin saberlo. Constantemente del Todo tomamos los elementos precisos que deseamos, nuestra voluntad libera las fuerzas elegidas, reunimos sus energías y proyectamos la idea. Es simple. El pensamiento es creador.

El amor como pensamiento promotor, hace que la energía emerja como un vehículo, para que la fuerza creadora de la palabra de paso a la magia. Esta es la verdadera magia, la única magia sagrada, la que no daña el karma. La magia que fluye a través del pensamiento y que es conducida por la palabra. Que parte de un estado de consciencia alterado pero de conciencia elevado. La magia virtuosa que respeta el libre albedrío, una magia que no necesita de ritos, ni objetos, ni de hechizos, solo de amor voluntad e imaginación.

Una voluntad que otorgue la facultad de decidir y ordenar la propia conducta con libre determinación. Un amor que proporcione el sentimiento de afecto, inclinación, y entrega, además del esmero para trabajar cualquier aspecto deleitándose con el. Una imaginación que nos abra la puerta a la facultad que posee el alma, para representar y proyectar las imágenes de las cosas reales e ideales.

Los poderes que otorga la magia son amplios, están enumerados uno por uno en los viejos manuscritos cabalísticos. Son los privilegios de quien tiene en la mano derecha las llaves de Salomón y en la izquierda la rama del almendro florido. Dejan mirar a Dios directamente a los ojos, abrir las puertas del Templo de la Sabiduría y conversar con los doce sabios. Dominan la aflicción y el miedo, y ponen en su causa a los siete caudillos del ejército celestial. El secreto de la vida eterna y la llave de la inmortalidad reside en ellos.

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