"Voluntad, amor, e imaginación, son poderes mágicos en las manos de todo el mundo, el que sabe servirse de ellos es un mago"
La magia es simple, común, hacemos magia incluso sin saberlo. Constantemente del Todo tomamos los elementos precisos que deseamos, nuestra voluntad libera las fuerzas elegidas, reunimos sus energías y proyectamos la idea. Es simple. El pensamiento es creador.
El amor como pensamiento promotor, hace que la energía emerja como un vehículo, para que la fuerza creadora de la palabra de paso a la magia. Esta es la verdadera magia, la única magia sagrada, la que no daña el karma. La magia que fluye a través del pensamiento y que es conducida por la palabra. Que parte de un estado de consciencia alterado pero de conciencia elevado. La magia virtuosa que respeta el libre albedrío, una magia que no necesita de ritos, ni objetos, ni de hechizos, solo de amor voluntad e imaginación.
Una voluntad que otorgue la facultad de decidir y ordenar la propia conducta con libre determinación. Un amor que proporcione el sentimiento de afecto, inclinación, y entrega, además del esmero para trabajar cualquier aspecto deleitándose con el. Una imaginación que nos abra la puerta a la facultad que posee el alma, para representar y proyectar las imágenes de las cosas reales e ideales.
Los poderes que otorga la magia son amplios, están enumerados uno por uno en los viejos manuscritos cabalísticos. Son los privilegios de quien tiene en la mano derecha las llaves de Salomón y en la izquierda la rama del almendro florido. Dejan mirar a Dios directamente a los ojos, abrir las puertas del Templo de la Sabiduría y conversar con los doce sabios. Dominan la aflicción y el miedo, y ponen en su causa a los siete caudillos del ejército celestial. El secreto de la vida eterna y la llave de la inmortalidad reside en ellos.
miércoles, 13 de agosto de 2014
martes, 5 de agosto de 2014
Demonios y exorcismos
La palabra exorcismo procede del griego (exorkismo), formado por el prefijo ex (fuera) la palabra horkos (juramento) y el sufijo ismos (sistema), por tanto "obligar con juramento a efectuar algo". Algunos autores indican que la deidad romana Orcus, pueda ser una transliteración de la palabra griega horkos. Este término que fue adoptado por la mitología romana, alude a un demonio que vigilaba las puertas del infierno para impedir que las almas las abriesen y entraran las potencias divinas.
Estas creencias son antiquísimas, los egipcios consideraban a los demonios causantes de desgracias y enfermedades humanas, incluso capaces de impedir el viaje de regreso a ultratumba al ser atacados por estos. En Sumeria los sacerdotes rompían estatuillas que representaban los demonios provenientes del desierto, con el fin de alejar y destruir a los mismos. La tradición judía llama "dybbuk", al alma de un desencarnado que escapando del infierno poseía a una persona. El rito de expulsión de espíritus constituyen en muchos casos una explicación acorde a los conocimientos de la época sobre enfermedades mentales, un campo incluso poco desarrollado actualmente.
Todos los pueblos han creído en la existencia de espíritus malignos, a quienes han atribuido los efectos dañinos que han afectado a la naturaleza y principalmente al hombre. Si estudiamos los libros mas arcaicos del Antiguo Testamento, encontramos referencias a estos espíritus. Isaías denomina a estos seres como sátiros "y los sátiros brincaron allí..." también habla de que estos seres serán recibidos por animales aulladores, el macho cabrío llamará a los de su especie, y el monstruo nocturno "Liliz" se estableciera con ellos.
En el libro primero de Samuel, se cuenta que el espíritu del Señor se apartó de Saul, y un espíritu oscuro comenzó a atormentarle. La única forma de que el espíritu oscuro se apartara de Saul, era que un hombre como David, que el Señor estaba con el, tocase el arpa a su lado.
En la posesión diabólica de Sara, narrada por Tobías, el espíritu maligno no la infringía daño alguno, pero si había intervenido en la muerte de sus siete primeros maridos. El arcángel San Rafael es definitivamente quien arroja al demonio fuera de Sara.
El hexagrama y el pentágrama aparecen por primera vez en los mezuzot, unos rollos con pasajes bíblicos que los judíos ponen en las jambas de las puertas. También aparece en prácticas mágicas y, posteriormente, en distintos talismanes de diferentes culturas. Los dibujos mágicos del hexagrama y del pentágrama se conocen como sellos, de acuerdo a la idea de que la persona se sella a sí misma con estos arquetipos, para protegerse de los espíritus dañinos. Este término está ligado a la leyenda que refiere que el rey Salomón controlaba a los demonios por medio de un sello anular especial en el que estaba grabado el Tetragrama. El sello no tenía más que un poder, el de proteger de las fuerzas malévolas. Véase "El sello de Salomón II"
En el Nuevo Testamento se presenta al diablo como príncipe de este mundo, cuyo dominio pesa sobre toda la humanidad. Su influjo alcanza la misma naturaleza irracional, incitando al hombre al pecado mediante la tentación, oprimiéndole corporal y psíquicamente, e incluso llegando a posesionarse de él.
Jesús expulsó a muchos demonios de los posesos, pero es preciso distinguir esta expulsión de la simple sanación de un enfermo, que a veces ostenta síntomas similares. En el caso de la sanación, Jesús se dirige al enfermo y simplemente con su palabra o sirviéndose de un gesto simbólico, o arquetipo, cura la enfermedad. En el caso de un exorcismo Jesús se dirige al espíritu maléfico, a quien a veces interroga o hace callar, sin prácticas que ostenten el menor viso de magia manda al diablo abandonar su víctima simplemente con el imperativo de la palabra divina, que es la palabra del Padre, y la fuerza del Espíritu Santo.
Mateo narra como el Señor concedió este mismo poder a los Apóstoles, y les confirió ese don junto con los milagros. Desde entonces los discípulos utilizaron casi siempre el nombre de Jesús para arrojar los demonios. Los Hechos de los Apóstoles narran varios exorcismos efectuados por San Pablo, estos procesos requieren de una manifestación de fe viva, acompañada de una conducta intachable. Sin esta premisa resulta inútil arrojar a los demonios fuera del poseído.
La iglesia siempre ha tenido una intensa y constante persecución en contra de cualquier manifestación o información de carácter ocultista, pero sin abandonar sus propias técnicas mágicas de invocación relacionadas con los exorcismos, ritos o ceremonias. Varios han sido los libros escritos por expertos de la Curia, con el fin de establecer un método de contacto con entes o espíritus muchos de ellos catalogados como demoniacos, resultando paradójico la perseverancia y firmeza con la que se ha perseguido históricamente a los practicantes de métodos ocultistas. Hay por tanto una tradición eclesiástica en la recopilación de datos e investigación sobre este perseguido mundo, desde el "Malleus Maleficarum" autentica obra de referencia en exorcismos, hasta otras de menor interés como el "Gran Grimorio del Papa Honorio" demuestran que la Iglesia desarrolla técnicas ocultistas, pero silenciadas a la opinión publica.
En la actualidad sólo una de cada cuatro diócesis tiene exorcistas. La presencia de exorcistas en las diócesis es bastante escasa aunque los obispos están cambiando esta tendencia ante el aluvión de casos que están llegando. Una de las grandes diócesis europeas como Milán, quizás la más importante después de Roma, optó por aumentar el número de exorcistas. El cardenal Angelo Scola, uno de los que sonó como papable en el pasado Cónclave, multiplicó el número de exorcistas de la Diócesis pasando de seis a doce.
El caso de Madrid es llamativo pero no único. El arzobispo ha nombrado de una vez ocho exorcistas tras la avalancha de peticiones y de casos en los que existiría una influencia maléfica o influencia demoniaca, según fuentes de la Iglesia Católica. Este hecho coincide prácticamente en el tiempo, con el supuesto exorcismo, luego desmentido por el Vaticano, realizado por el Papa Francisco en plena Plaza de San Pedro el día de Pentecostés.
La Iglesia Católica ha optado en numerosas ocasiones por hablar poco o nada sobre el tema de exorcismos, la excepción más importante ha sido la del conocido y polémico padre Amorth, exorcista del Vaticano y formador de gran parte de los exorcistas tanto laicos como religiosos de todo el mundo. Este veterano sacerdote asegura que "la verdadera carta vencedora del demonio, sin embargo, es estar siempre escondido y la cosa que más desea es que no se crea en su existencia. Él nos estudia a cada uno y nuestras tendencias al bien y al mal, y después suscita la tentación, aprovechándose de nuestras debilidades".
El Vaticano, a través de su Universidad “Athenaeum Pontificium Regina Apostolorum”, ha iniciado un segundo ciclo de cursos dirigido a aquellos sacerdotes católicos que deseen entrenarse en la lucha contra el satanismo. Se trata del primer título oficialmente reconocido por la Iglesia Católica en esta asignatura. El curso, que se ha inaugurado con unos 120 alumnos, dura diez semanas e incluye clases sobre ritos de exorcismo y psicología clínica para aprender a distinguir un esquizofrénico de un ser endemoniado. El curso de exorcismo, que este año celebra su segunda edición, está abierto por primera vez a laicos, entre ellos catequistas, psiquiatras o abogados, aunque los ritos para expulsar al demonio de un cuerpo están reservados a los obispos y sacerdotes designados por ellos.
Pero la sanación espiritual no es un tema que compete única y exclusivamente a la iglesia Católica. Hay que destacar que la iconografía mítica o mental del católico tiene una imagen antropomorfa del diablo, del que piensa que intenta resolver sus asuntos al puro estilo humano. En este tema existe bastante disparidad tanto entre los distintos sacerdotes habilitados por el Vaticano para realizar exorcismos, como entre aquellos que los realizan sin el permiso de la Curia. Por tanto la iconografía mítica o mental del observador, ya sea exorcista o poseido, católico o agnóstico, será decisiva a la hora de formar un criterio sobre la naturaleza demoniaca, los espíritus, o simplemente sobre las energías inferiores.
Y comprendo que el único diablo del que el hombre tiene que redimirse es su ego, su yo inferior, si el hombre ha de encontrar al diablo, tiene que buscarlo dentro de si mismo, su nombre es ego. Si el hombre ha de encontrar a su salvador, tiene que buscarlo dentro de si mismo, y cuando el ego demonio ha sido destronado, el salvador Amor, será alzado al trono del poder. El David de luz es pureza, que mata al fuerte Goliat de oscuridad, y que sienta al verdadero rey, al Amor, en lo más elevado del ser, en el sitio que le corresponde, en su trono. (Evangelio Apócrifo de Levi H. Dowling)
Sig Lonegren, uno de los mas afamados radiestesistas de los Estados Unidos, describió una energía que llamó "upper". Además, curiosamente localizó su contrario, una especie de agujero negro "downer" que absorbía esta energía y que aparecía en casos donde había existido grandes dosis de odio, violencia, o magia negra. Esta energía aparecía también en almas descarriadas, y en procesos que parecían ser similares a la esquizofrenia. Muchos sanadores en sus sesiones son capaces de reparar estas anomalías a través de la columna de energía divina. Véase "La columna de luz sagrada"
Los dirigentes de la iglesia mantendrán una intensa y costante persecución en contra de cualquier manifestación o información de carácter ocultista. Su mensaje siempre ha utilizado el arma del miedo para no perder su hegemonía. En algunos casos son los propios exorcistas, que en el ejercicio de su encomiable labor utilizan la colaboración de videntes y mediums, o indican a los supuestamente poseídos solicitar sus servicios. La iglesia condena ciertas prácticas que ella misma utiliza, y por supuesto no abandona sus propias técnicas mágicas de invocación relacionadas con los exorcismos, ritos o ceremonias.
Estas creencias son antiquísimas, los egipcios consideraban a los demonios causantes de desgracias y enfermedades humanas, incluso capaces de impedir el viaje de regreso a ultratumba al ser atacados por estos. En Sumeria los sacerdotes rompían estatuillas que representaban los demonios provenientes del desierto, con el fin de alejar y destruir a los mismos. La tradición judía llama "dybbuk", al alma de un desencarnado que escapando del infierno poseía a una persona. El rito de expulsión de espíritus constituyen en muchos casos una explicación acorde a los conocimientos de la época sobre enfermedades mentales, un campo incluso poco desarrollado actualmente.
Todos los pueblos han creído en la existencia de espíritus malignos, a quienes han atribuido los efectos dañinos que han afectado a la naturaleza y principalmente al hombre. Si estudiamos los libros mas arcaicos del Antiguo Testamento, encontramos referencias a estos espíritus. Isaías denomina a estos seres como sátiros "y los sátiros brincaron allí..." también habla de que estos seres serán recibidos por animales aulladores, el macho cabrío llamará a los de su especie, y el monstruo nocturno "Liliz" se estableciera con ellos.
En el libro primero de Samuel, se cuenta que el espíritu del Señor se apartó de Saul, y un espíritu oscuro comenzó a atormentarle. La única forma de que el espíritu oscuro se apartara de Saul, era que un hombre como David, que el Señor estaba con el, tocase el arpa a su lado.
En la posesión diabólica de Sara, narrada por Tobías, el espíritu maligno no la infringía daño alguno, pero si había intervenido en la muerte de sus siete primeros maridos. El arcángel San Rafael es definitivamente quien arroja al demonio fuera de Sara.
El hexagrama y el pentágrama aparecen por primera vez en los mezuzot, unos rollos con pasajes bíblicos que los judíos ponen en las jambas de las puertas. También aparece en prácticas mágicas y, posteriormente, en distintos talismanes de diferentes culturas. Los dibujos mágicos del hexagrama y del pentágrama se conocen como sellos, de acuerdo a la idea de que la persona se sella a sí misma con estos arquetipos, para protegerse de los espíritus dañinos. Este término está ligado a la leyenda que refiere que el rey Salomón controlaba a los demonios por medio de un sello anular especial en el que estaba grabado el Tetragrama. El sello no tenía más que un poder, el de proteger de las fuerzas malévolas. Véase "El sello de Salomón II"
En el Nuevo Testamento se presenta al diablo como príncipe de este mundo, cuyo dominio pesa sobre toda la humanidad. Su influjo alcanza la misma naturaleza irracional, incitando al hombre al pecado mediante la tentación, oprimiéndole corporal y psíquicamente, e incluso llegando a posesionarse de él.
Jesús expulsó a muchos demonios de los posesos, pero es preciso distinguir esta expulsión de la simple sanación de un enfermo, que a veces ostenta síntomas similares. En el caso de la sanación, Jesús se dirige al enfermo y simplemente con su palabra o sirviéndose de un gesto simbólico, o arquetipo, cura la enfermedad. En el caso de un exorcismo Jesús se dirige al espíritu maléfico, a quien a veces interroga o hace callar, sin prácticas que ostenten el menor viso de magia manda al diablo abandonar su víctima simplemente con el imperativo de la palabra divina, que es la palabra del Padre, y la fuerza del Espíritu Santo.
Mateo narra como el Señor concedió este mismo poder a los Apóstoles, y les confirió ese don junto con los milagros. Desde entonces los discípulos utilizaron casi siempre el nombre de Jesús para arrojar los demonios. Los Hechos de los Apóstoles narran varios exorcismos efectuados por San Pablo, estos procesos requieren de una manifestación de fe viva, acompañada de una conducta intachable. Sin esta premisa resulta inútil arrojar a los demonios fuera del poseído.
La iglesia siempre ha tenido una intensa y constante persecución en contra de cualquier manifestación o información de carácter ocultista, pero sin abandonar sus propias técnicas mágicas de invocación relacionadas con los exorcismos, ritos o ceremonias. Varios han sido los libros escritos por expertos de la Curia, con el fin de establecer un método de contacto con entes o espíritus muchos de ellos catalogados como demoniacos, resultando paradójico la perseverancia y firmeza con la que se ha perseguido históricamente a los practicantes de métodos ocultistas. Hay por tanto una tradición eclesiástica en la recopilación de datos e investigación sobre este perseguido mundo, desde el "Malleus Maleficarum" autentica obra de referencia en exorcismos, hasta otras de menor interés como el "Gran Grimorio del Papa Honorio" demuestran que la Iglesia desarrolla técnicas ocultistas, pero silenciadas a la opinión publica.
En la actualidad sólo una de cada cuatro diócesis tiene exorcistas. La presencia de exorcistas en las diócesis es bastante escasa aunque los obispos están cambiando esta tendencia ante el aluvión de casos que están llegando. Una de las grandes diócesis europeas como Milán, quizás la más importante después de Roma, optó por aumentar el número de exorcistas. El cardenal Angelo Scola, uno de los que sonó como papable en el pasado Cónclave, multiplicó el número de exorcistas de la Diócesis pasando de seis a doce.
El caso de Madrid es llamativo pero no único. El arzobispo ha nombrado de una vez ocho exorcistas tras la avalancha de peticiones y de casos en los que existiría una influencia maléfica o influencia demoniaca, según fuentes de la Iglesia Católica. Este hecho coincide prácticamente en el tiempo, con el supuesto exorcismo, luego desmentido por el Vaticano, realizado por el Papa Francisco en plena Plaza de San Pedro el día de Pentecostés.
La Iglesia Católica ha optado en numerosas ocasiones por hablar poco o nada sobre el tema de exorcismos, la excepción más importante ha sido la del conocido y polémico padre Amorth, exorcista del Vaticano y formador de gran parte de los exorcistas tanto laicos como religiosos de todo el mundo. Este veterano sacerdote asegura que "la verdadera carta vencedora del demonio, sin embargo, es estar siempre escondido y la cosa que más desea es que no se crea en su existencia. Él nos estudia a cada uno y nuestras tendencias al bien y al mal, y después suscita la tentación, aprovechándose de nuestras debilidades".
El Vaticano, a través de su Universidad “Athenaeum Pontificium Regina Apostolorum”, ha iniciado un segundo ciclo de cursos dirigido a aquellos sacerdotes católicos que deseen entrenarse en la lucha contra el satanismo. Se trata del primer título oficialmente reconocido por la Iglesia Católica en esta asignatura. El curso, que se ha inaugurado con unos 120 alumnos, dura diez semanas e incluye clases sobre ritos de exorcismo y psicología clínica para aprender a distinguir un esquizofrénico de un ser endemoniado. El curso de exorcismo, que este año celebra su segunda edición, está abierto por primera vez a laicos, entre ellos catequistas, psiquiatras o abogados, aunque los ritos para expulsar al demonio de un cuerpo están reservados a los obispos y sacerdotes designados por ellos.
Pero la sanación espiritual no es un tema que compete única y exclusivamente a la iglesia Católica. Hay que destacar que la iconografía mítica o mental del católico tiene una imagen antropomorfa del diablo, del que piensa que intenta resolver sus asuntos al puro estilo humano. En este tema existe bastante disparidad tanto entre los distintos sacerdotes habilitados por el Vaticano para realizar exorcismos, como entre aquellos que los realizan sin el permiso de la Curia. Por tanto la iconografía mítica o mental del observador, ya sea exorcista o poseido, católico o agnóstico, será decisiva a la hora de formar un criterio sobre la naturaleza demoniaca, los espíritus, o simplemente sobre las energías inferiores.
Y comprendo que el único diablo del que el hombre tiene que redimirse es su ego, su yo inferior, si el hombre ha de encontrar al diablo, tiene que buscarlo dentro de si mismo, su nombre es ego. Si el hombre ha de encontrar a su salvador, tiene que buscarlo dentro de si mismo, y cuando el ego demonio ha sido destronado, el salvador Amor, será alzado al trono del poder. El David de luz es pureza, que mata al fuerte Goliat de oscuridad, y que sienta al verdadero rey, al Amor, en lo más elevado del ser, en el sitio que le corresponde, en su trono. (Evangelio Apócrifo de Levi H. Dowling)
Sig Lonegren, uno de los mas afamados radiestesistas de los Estados Unidos, describió una energía que llamó "upper". Además, curiosamente localizó su contrario, una especie de agujero negro "downer" que absorbía esta energía y que aparecía en casos donde había existido grandes dosis de odio, violencia, o magia negra. Esta energía aparecía también en almas descarriadas, y en procesos que parecían ser similares a la esquizofrenia. Muchos sanadores en sus sesiones son capaces de reparar estas anomalías a través de la columna de energía divina. Véase "La columna de luz sagrada"
Medición radiestésica de un agujero negro absorbiendo la columna de luz sagrada |
Los dirigentes de la iglesia mantendrán una intensa y costante persecución en contra de cualquier manifestación o información de carácter ocultista. Su mensaje siempre ha utilizado el arma del miedo para no perder su hegemonía. En algunos casos son los propios exorcistas, que en el ejercicio de su encomiable labor utilizan la colaboración de videntes y mediums, o indican a los supuestamente poseídos solicitar sus servicios. La iglesia condena ciertas prácticas que ella misma utiliza, y por supuesto no abandona sus propias técnicas mágicas de invocación relacionadas con los exorcismos, ritos o ceremonias.
viernes, 1 de agosto de 2014
Almas perdidas. El suicidio
Parte primera.
La lectura de los grandes videntes que ha dado la historia, sobre los espíritus después del suicidio, resulta negativa en la mayoría de los casos. las cartas de la excelente vidente Helena Roerich escritas hacia 1930, también se inclinan por una visión negativa sobre el espíritu del suicida. Una de sus cartas relata lo siguiente:
Los suicidas permanecen normalmente en los estratos que están mas próximos a la tierra, porque la atracción magnética de sus energías hacia la tierra no están superadas todavía. Su cuerpo etéreo les ciñe especialmente a las sensaciones terrenales. Si tienen la conciencia perturbada durante su vida, esta perturbación se intensificará aún mas después de la separación del cuerpo físico.
Helena Roerich también afirmó que dichas almas permanecerían “en un estado de semisomnolencia”.
El reverendo Charles Leadbeater, gran clarividente y autor de diferentes tratados sobre espiritualidad, véase "El despertar de la kundalini" afirma que los suicidas tendían a estar especialmente conscientes de su desagradable entorno en el plano astral inferior.
Se entenderá fácilmente que el hombre que es arrancado de forma apresurada de la vida física cuando está lleno de salud y fuerza, ya sea por accidente o por suicidio, se encuentra en el plano astral en unas condiciones que difieren considerablemente de las que rodean al que muere por edad o bien por enfermedad… En el caso de la muerte accidental o del suicidio… una gran cantidad de materia astral del tipo más burdo todavía está adherida a la personalidad, por lo que, consecuentemente, se mantiene en la séptima subdivisión del plano o subdivisión más baja, que ya se ha descrito como algo que puede ser cualquier cosa menos un lugar permanentemente agradable.
En la actualidad algunos médiums, tienen una visión similar, pero difieren en cuanto a dónde puede terminar un suicida. Además, reconocen la existencia de espíritus que ayudan a estas almas perdidas a avanzar espiritualmente hacia un plano mejor de existencia.
Elsie Sechrist, amiga del médium Edgar Cayce y autora del libro, "Los sueños: un espejo mágico", relataba que los suicidas pueden terminar en una situación terrible, muy distinta de la que habían previsto. Sechrist conoció a un hombre que se había enamorado de su secretaria. Los dos se habían suicidado con el deseo de estar juntos. Sin embargo, después de sus muertes Sechrist describe lo siguiente.
Una noche estaba rezando por ellos, me quedé dormida y tuve un sueño muy vivido. En el sueño era por la noche. Vi al hombre solo junto a una gran masa de agua muy oscura, rodeado de una absoluta oscuridad. Llamaba a su secretaria con la voz humana más lastimera que yo había oído jamás: “Celia, Celia, Celia”. Aunque se habían suicidado juntos, cada uno de ellos estaba ahora completamente solo. La escena fue de una total desolación: oscura, lúgubre y deprimente.
Otras fuentes sugieren que los suicidas pueden, de hecho, encontrarse atrapados en tales situaciones, ya se deba en parte a su carga psicológica o a otras razones.
Georges Meek, científico americano pionero de la comunicación electrónica con el Más Allá, y fundador de la publicación Metascience, utilizó la transcomunicación instrumental para ver cuánto tiempo podrían estar los suicidas atascados en el plano astral inferior con los siguientes resultados.
El suicida sólo se ha hecho daño a sí mismo y, si acaso, a sus seres queridos. Normalmente está de inmediato lleno de remordimientos. Cuando se ofrece ayuda y orientación, es probable que el suicida responda de buena gana. Cuan rápido absorba las enseñanzas que se le ofrecen será lo que determine con qué rapidez va a avanzar a un nivel más hospitalario.
Podemos entender que no hay un tiempo establecido de permanencia de un alma en el plano astral inferior, sino que el tiempo varía según lo rápido que se pueda comprender el espíritu y con ello elevar su estado de vibración.
Pamela Rae Heath autora del libro "Suicidio: El Libro Que Puede Salvar Miles De Vidas" relata lo siguiente.
Las experiencias cercanas a la muerte suicidas abarcan todo el espectro, desde infernales a celestiales, y pueden incluir el típico encuentro con seres superiores y la revisión de la vida. Tal vez debido a ello, los que se han provocado una experiencia cercana a la muerte mediante un intento de suicidio mostrarán las mismas reacciones mezcladas con respecto a lo que sucede a aquellos que se lo han provocado por otros medios. Algunos se benefician mientras que otros no.
El neuropsiquiatra e investigador canadiense de vidas pasadas Joel Whitton, se unió al investigador independiente de la reencarnación Joe Fisher, para colaborar en un libro acerca de las memorias de experiencias del reino de los espíritus entre dos encarnaciones obtenidas por regresión hipnótica. En un caso, describen la experiencia de una mujer que regresó a una vida en España, después de haberse tirado por una ventana.
La calle se apresuró a recibirla y ella sintió su impacto entumecedor seguido de las ruedas de un carruaje tirado por un caballo que le aplastó el pecho. Pero también estaba consciente, desde una perspectiva más alta, de su cuerpo desparramado sobre los adoquines… Qué trivial era esta cáscara mortal ahora que una luz cegadora la obligaba a fijar su atención arriba… Se había adentrado en la luz, una luz más brillante, más deslumbrante que el sol, y sin embargo carente de toda sensación de calor. Este resplandor absorbente irradiaba paz y serenidad y, muy relajada, ella se deleitaba en su benevolencia. También tenía la impresión de estar encerrada en un túnel o en un tubo o en un capullo. Las palabras eran bastante inadecuadas para la tarea de describir el esplendoroso entorno por el que había sido arrastrada a una velocidad increíble. Después de que se le pasara la conmoción de morir, “La tristeza era tan intensa que tenía ganas de llorar. Me brotaban las lágrimas”.
William Dudley Pelley fue un político, extremista y espiritualista, que ofreció un interesante relato de la experiencia cercana a la muerte de un suicida.
Un joven llamado Charles Riley era un estudiante de medicina que había ingerido una gran dosis de cianuro porque su prometida le había dejado plantado por otro hombre. Le llevaron urgentemente al Hospital de urgencias de San Francisco, y a su llegada su cuerpo ya no mostraba signos de vida. Estaba, según todas las pruebas y apariencias, tan muerto como podía estarlo… El doctor Greiger le inyectó una solución de un nuevo preparado, Methylene Blue, y en quince minutos el aspirante a suicida estaba respirando casi con normalidad… Charlie Riley dijo, totalmente recuperado: “No… no tenía ninguna sensación, excepto un entumecimiento que empezaba en las extremidades y se esparcía lentamente por todo mi sistema físico. No hubo rigidez muscular al irme a pique…”. Incluso cuando estaba supuestamente muerto, tenía una clara sensación de estar flotando. No había nada de la oscuridad común que se reconoce como la muerte. Me sentía como si estuviera saliendo a la luz, a un inmenso lugar resplandeciente de serena luz solar, como si entrara en un mundo nuevo y misterioso… No me sentía trágico al respecto, sólo tremendamente sorprendido y feliz de encontrarme a mí mismo todavía consciente… Recuerdo una sensación de alivio bien definida, algo así como si emergiera desde una habitación en penumbra a una luminosidad repentina.
Podemos observar que se produce una diversidad de reacciones cuando las almas cruzan por primera vez la vida del más allá. Con frecuencia tienen la sensación de ser muy ligeros o de estar flotando. Algunos sienten frustración, que se exacerba si no se dan cuenta de que la razón por la que otros los ignoran es porque están muertos. Otros experimentan una gran belleza y una gran paz. Las experiencias cercanas a la muerte parecen reflejar las variaciones emocionales que las almas pueden sentir al pasar al otro lado. Una diferencia entre los dos grupos es que la intensa frustración que experimentan en su nuevo estado muchos de los que han logrado suicidarse, puede permitirles llevar a cabo impresionantes actos de telequinesia como forma de comunicación con los que han dejado atrás.
El investigador japonés contemporáneo Hiroshi Motoyama, del que hemos hablado en este blog, véase "Las energías sutiles del ser humano II" o "El despertar de la kundalini II" también ha detectado que con frecuencia los muertos ignoran su condición.
Al igual que muchos espíritus no son conscientes en vida, tampoco son conscientes de lo que pasa en el proceso de la muerte. Más adelante analizaré el mecanismo que se produce al morir, baste por ahora decir que la mayoría de la gente no se da cuenta inmediatamente de que está “muerta”, incluso después de que su alma haya dejado el cuerpo. El espíritu sigue guardando y alimentándose de una cierta cantidad de energía que traslada desde la dimensión física y sigue dirigiéndose hacia este plano. Esta energía se disipa en una o dos semanas, y después empieza un periodo difícil… Es posible que el espíritu se encuentre solo, en una especie de pozo oscuro y profundo y no pueda entender dónde está o qué está haciendo allí. He visto que esta dolorosa situación se prolonga durante dos o tres semanas en algunos casos, y durante uno o dos meses en otros. Tarde o temprano, el espíritu individual se da cuenta de lo que ha sucedido y acepta el hecho de su muerte. Entonces estará preparado para pasar al siguiente lugar de existencia determinado por el karma.
El parapsicólogo filipino Jaime Licauco describió un caso aún más dramático de un suicida que después de haberse cortado las venas no podía entender que ya estaba muerto, por lo que siguió intentando matarse una y otra vez.
Un vidente vio lo que hizo. Su espíritu siguió cortándose las venas, aunque su cuerpo físico ya estaba muerto. No entendía por qué no se moría. Siguió cortando las venas de su muñeca fantasma, pensando que todavía era de carne y hueso. Este espíritu permanecerá atado a lo terrenal hasta que empiece a darse cuenta de que ya está muerto y lo acepte. Hemos visto que muchos suicidas tienen dificultad en entender que están muertos. Con frecuencia, esto se debe al hecho de que todavía “se sienten” vivos y tienen un cuerpo astral. El problema se puede exacerbar especialmente debido a las falsas expectativas y a las creencias culturales, como pensar que no hay vida después de la muerte o la suposición de que deben estar dormidos hasta el día del Juicio Final. No obstante, el entendimiento y la aceptación de que están muertos puede ser el primer paso hacia la integración del alma y su avance en el reino de los espíritus.
Fuente: ¿Qué sucede realmente en el otro lado?, Pamela Rae Heath & Jon Klimo.
Continúa en "Almas perdidas. El suicidio II"
La lectura de los grandes videntes que ha dado la historia, sobre los espíritus después del suicidio, resulta negativa en la mayoría de los casos. las cartas de la excelente vidente Helena Roerich escritas hacia 1930, también se inclinan por una visión negativa sobre el espíritu del suicida. Una de sus cartas relata lo siguiente:
Los suicidas permanecen normalmente en los estratos que están mas próximos a la tierra, porque la atracción magnética de sus energías hacia la tierra no están superadas todavía. Su cuerpo etéreo les ciñe especialmente a las sensaciones terrenales. Si tienen la conciencia perturbada durante su vida, esta perturbación se intensificará aún mas después de la separación del cuerpo físico.
Helena Roerich también afirmó que dichas almas permanecerían “en un estado de semisomnolencia”.
El reverendo Charles Leadbeater, gran clarividente y autor de diferentes tratados sobre espiritualidad, véase "El despertar de la kundalini" afirma que los suicidas tendían a estar especialmente conscientes de su desagradable entorno en el plano astral inferior.
Se entenderá fácilmente que el hombre que es arrancado de forma apresurada de la vida física cuando está lleno de salud y fuerza, ya sea por accidente o por suicidio, se encuentra en el plano astral en unas condiciones que difieren considerablemente de las que rodean al que muere por edad o bien por enfermedad… En el caso de la muerte accidental o del suicidio… una gran cantidad de materia astral del tipo más burdo todavía está adherida a la personalidad, por lo que, consecuentemente, se mantiene en la séptima subdivisión del plano o subdivisión más baja, que ya se ha descrito como algo que puede ser cualquier cosa menos un lugar permanentemente agradable.
En la actualidad algunos médiums, tienen una visión similar, pero difieren en cuanto a dónde puede terminar un suicida. Además, reconocen la existencia de espíritus que ayudan a estas almas perdidas a avanzar espiritualmente hacia un plano mejor de existencia.
Elsie Sechrist, amiga del médium Edgar Cayce y autora del libro, "Los sueños: un espejo mágico", relataba que los suicidas pueden terminar en una situación terrible, muy distinta de la que habían previsto. Sechrist conoció a un hombre que se había enamorado de su secretaria. Los dos se habían suicidado con el deseo de estar juntos. Sin embargo, después de sus muertes Sechrist describe lo siguiente.
Una noche estaba rezando por ellos, me quedé dormida y tuve un sueño muy vivido. En el sueño era por la noche. Vi al hombre solo junto a una gran masa de agua muy oscura, rodeado de una absoluta oscuridad. Llamaba a su secretaria con la voz humana más lastimera que yo había oído jamás: “Celia, Celia, Celia”. Aunque se habían suicidado juntos, cada uno de ellos estaba ahora completamente solo. La escena fue de una total desolación: oscura, lúgubre y deprimente.
Otras fuentes sugieren que los suicidas pueden, de hecho, encontrarse atrapados en tales situaciones, ya se deba en parte a su carga psicológica o a otras razones.
Georges Meek, científico americano pionero de la comunicación electrónica con el Más Allá, y fundador de la publicación Metascience, utilizó la transcomunicación instrumental para ver cuánto tiempo podrían estar los suicidas atascados en el plano astral inferior con los siguientes resultados.
El suicida sólo se ha hecho daño a sí mismo y, si acaso, a sus seres queridos. Normalmente está de inmediato lleno de remordimientos. Cuando se ofrece ayuda y orientación, es probable que el suicida responda de buena gana. Cuan rápido absorba las enseñanzas que se le ofrecen será lo que determine con qué rapidez va a avanzar a un nivel más hospitalario.
Podemos entender que no hay un tiempo establecido de permanencia de un alma en el plano astral inferior, sino que el tiempo varía según lo rápido que se pueda comprender el espíritu y con ello elevar su estado de vibración.
Pamela Rae Heath autora del libro "Suicidio: El Libro Que Puede Salvar Miles De Vidas" relata lo siguiente.
Las experiencias cercanas a la muerte suicidas abarcan todo el espectro, desde infernales a celestiales, y pueden incluir el típico encuentro con seres superiores y la revisión de la vida. Tal vez debido a ello, los que se han provocado una experiencia cercana a la muerte mediante un intento de suicidio mostrarán las mismas reacciones mezcladas con respecto a lo que sucede a aquellos que se lo han provocado por otros medios. Algunos se benefician mientras que otros no.
El neuropsiquiatra e investigador canadiense de vidas pasadas Joel Whitton, se unió al investigador independiente de la reencarnación Joe Fisher, para colaborar en un libro acerca de las memorias de experiencias del reino de los espíritus entre dos encarnaciones obtenidas por regresión hipnótica. En un caso, describen la experiencia de una mujer que regresó a una vida en España, después de haberse tirado por una ventana.
La calle se apresuró a recibirla y ella sintió su impacto entumecedor seguido de las ruedas de un carruaje tirado por un caballo que le aplastó el pecho. Pero también estaba consciente, desde una perspectiva más alta, de su cuerpo desparramado sobre los adoquines… Qué trivial era esta cáscara mortal ahora que una luz cegadora la obligaba a fijar su atención arriba… Se había adentrado en la luz, una luz más brillante, más deslumbrante que el sol, y sin embargo carente de toda sensación de calor. Este resplandor absorbente irradiaba paz y serenidad y, muy relajada, ella se deleitaba en su benevolencia. También tenía la impresión de estar encerrada en un túnel o en un tubo o en un capullo. Las palabras eran bastante inadecuadas para la tarea de describir el esplendoroso entorno por el que había sido arrastrada a una velocidad increíble. Después de que se le pasara la conmoción de morir, “La tristeza era tan intensa que tenía ganas de llorar. Me brotaban las lágrimas”.
William Dudley Pelley fue un político, extremista y espiritualista, que ofreció un interesante relato de la experiencia cercana a la muerte de un suicida.
Un joven llamado Charles Riley era un estudiante de medicina que había ingerido una gran dosis de cianuro porque su prometida le había dejado plantado por otro hombre. Le llevaron urgentemente al Hospital de urgencias de San Francisco, y a su llegada su cuerpo ya no mostraba signos de vida. Estaba, según todas las pruebas y apariencias, tan muerto como podía estarlo… El doctor Greiger le inyectó una solución de un nuevo preparado, Methylene Blue, y en quince minutos el aspirante a suicida estaba respirando casi con normalidad… Charlie Riley dijo, totalmente recuperado: “No… no tenía ninguna sensación, excepto un entumecimiento que empezaba en las extremidades y se esparcía lentamente por todo mi sistema físico. No hubo rigidez muscular al irme a pique…”. Incluso cuando estaba supuestamente muerto, tenía una clara sensación de estar flotando. No había nada de la oscuridad común que se reconoce como la muerte. Me sentía como si estuviera saliendo a la luz, a un inmenso lugar resplandeciente de serena luz solar, como si entrara en un mundo nuevo y misterioso… No me sentía trágico al respecto, sólo tremendamente sorprendido y feliz de encontrarme a mí mismo todavía consciente… Recuerdo una sensación de alivio bien definida, algo así como si emergiera desde una habitación en penumbra a una luminosidad repentina.
Podemos observar que se produce una diversidad de reacciones cuando las almas cruzan por primera vez la vida del más allá. Con frecuencia tienen la sensación de ser muy ligeros o de estar flotando. Algunos sienten frustración, que se exacerba si no se dan cuenta de que la razón por la que otros los ignoran es porque están muertos. Otros experimentan una gran belleza y una gran paz. Las experiencias cercanas a la muerte parecen reflejar las variaciones emocionales que las almas pueden sentir al pasar al otro lado. Una diferencia entre los dos grupos es que la intensa frustración que experimentan en su nuevo estado muchos de los que han logrado suicidarse, puede permitirles llevar a cabo impresionantes actos de telequinesia como forma de comunicación con los que han dejado atrás.
El investigador japonés contemporáneo Hiroshi Motoyama, del que hemos hablado en este blog, véase "Las energías sutiles del ser humano II" o "El despertar de la kundalini II" también ha detectado que con frecuencia los muertos ignoran su condición.
Al igual que muchos espíritus no son conscientes en vida, tampoco son conscientes de lo que pasa en el proceso de la muerte. Más adelante analizaré el mecanismo que se produce al morir, baste por ahora decir que la mayoría de la gente no se da cuenta inmediatamente de que está “muerta”, incluso después de que su alma haya dejado el cuerpo. El espíritu sigue guardando y alimentándose de una cierta cantidad de energía que traslada desde la dimensión física y sigue dirigiéndose hacia este plano. Esta energía se disipa en una o dos semanas, y después empieza un periodo difícil… Es posible que el espíritu se encuentre solo, en una especie de pozo oscuro y profundo y no pueda entender dónde está o qué está haciendo allí. He visto que esta dolorosa situación se prolonga durante dos o tres semanas en algunos casos, y durante uno o dos meses en otros. Tarde o temprano, el espíritu individual se da cuenta de lo que ha sucedido y acepta el hecho de su muerte. Entonces estará preparado para pasar al siguiente lugar de existencia determinado por el karma.
El parapsicólogo filipino Jaime Licauco describió un caso aún más dramático de un suicida que después de haberse cortado las venas no podía entender que ya estaba muerto, por lo que siguió intentando matarse una y otra vez.
Un vidente vio lo que hizo. Su espíritu siguió cortándose las venas, aunque su cuerpo físico ya estaba muerto. No entendía por qué no se moría. Siguió cortando las venas de su muñeca fantasma, pensando que todavía era de carne y hueso. Este espíritu permanecerá atado a lo terrenal hasta que empiece a darse cuenta de que ya está muerto y lo acepte. Hemos visto que muchos suicidas tienen dificultad en entender que están muertos. Con frecuencia, esto se debe al hecho de que todavía “se sienten” vivos y tienen un cuerpo astral. El problema se puede exacerbar especialmente debido a las falsas expectativas y a las creencias culturales, como pensar que no hay vida después de la muerte o la suposición de que deben estar dormidos hasta el día del Juicio Final. No obstante, el entendimiento y la aceptación de que están muertos puede ser el primer paso hacia la integración del alma y su avance en el reino de los espíritus.
Fuente: ¿Qué sucede realmente en el otro lado?, Pamela Rae Heath & Jon Klimo.
Continúa en "Almas perdidas. El suicidio II"
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