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martes, 16 de septiembre de 2014

Almas perdidas. El suicidio II

Parte segunda.

Nuestra experiencia al respecto, se centra únicamente y por el momento, en una sanación que realizamos hace algunos años en un pequeño pueblo de la provincia de Madrid.

Todo comenzó con una llamada telefónica. Germán es un escultor que conocemos hace tiempo, además de tener una incipiente amistad con el, seguíamos su obra en las exposiciones que realizaba en Cuenca, una ciudad con extenso recorrido sobre arte abstracto. Además en el año 2004 cursamos juntos la maestría de Reiki que fue impartida en la facultad de Enfermería de Madrid.

El periplo de Germán con su hermano Juan, antes del fallecimiento de este, fue arduo. Conocedor de las terapias alternativas recorrió diversos caminos en busca de una solución para el cáncer de Juan, desahuciado por la medicina convencional. Su entrega incluso le llevó a desplazarse a Cuba en busca de alguna esperanza, pero su hermano finalmente falleció después de un largo periodo de enfermedad.

La unión de los dos hermanos había sido muy intensa pues se remontaba a la niñez. El golpe fue duro para Germán, pero su fortaleza y conocimiento sobre el ciclo de la vida atenuaron parte de esa tristeza. Después de coincidir por última vez en persona en el funeral de su hermano Juan, por circunstancias personales dejamos de vernos con la asiduidad anterior, pero normalmente cada cierto tiempo manteníamos alguna conversación telefónica.

Pasado algún tiempo del suceso, tuve una fuerte intuición y decidí devolverle la llamada. Cuando oyó mi voz al otro lado del hilo telefónico se puso muy contento. ¿Que tal te va? me preguntó. Estuvimos charlando un rato, y me comentó que después del suceso se había apartado en cierto modo del tema espiritual y únicamente se dedicaba a dar algunas sesiones esporádicas de Reiki, pero exclusivamente a familiares y conocidos. Creo que se había desencantado un poco con el fallecimiento de su hermano y había apartado temporalmente su camino espiritual. El no era una persona religiosa, pero si creia en una entidad superior a la que había pedido insistentemente la remisión de la enfermedad de su hermano.

Después de un rato de charla me contó algo que me sorprendió, me refirió que últimamente había tenido sensaciones muy extrañas. Había percibido que su hermano le vigilaba en el taller de escultura que tiene en la planta baja de su casa, y que en algún momento hasta había llegado a tocarle. Me dijo que no le había contado de momento nada a Charo su mujer, ni por supuesto a ninguno de sus hijos. Después de relatarme detalladamente las sensaciones vividas, me refirió algo contrariado que unos días atrás había quedado en el chalet con una médium para ponerse en contacto con su hermano, pero que había resultado inútil. La conversación cambió de derrotero, y continuamos hablando de otros temas. En un momento de la charla decidí apartarme mentalmente de esta para preguntar si realmente era su hermano quien me refería que le observaba en el taller, me dijeron que si, que quería comunicarse con él. A continuación pregunté si teníamos permiso para realizar esa sesión, a lo que obtuve nuevamente una respuesta afirmativa. Antes de despedirnos le comuniqué que si lo deseaba podíamos intentar contactar algún día con su hermano. Sorprendido a la par que ilusionado me dijo que si yo sabía como hacerlo, y que si tenía alguna experiencia previa, le respondí que se podía intentar, que en algún caso había sido factible, y que nuestra continuidad en el tema espiritual nos había acercado a esta posibilidad, pero que en definitiva dependía de el y de su capacidad de relajación. Así quedo todo, pendiente de confirmar el día de la sesión.

A la mañana siguiente, desayunando con Angeles le conté lo sucedido. Era fin de semana y nos marchábamos a nuestra casa de la sierra, así que decidimos hacer alli una conexión y preparar la futura sesión de sanación. Quiero aclarar que nos referimos a esta sesión como una sanación, por el simple hecho de que el aspecto más valioso de la sanación espiritual, y por supuesto el más relevante, es la sanación de la conciencia y el espíritu. En muchos casos con este tipo de contactos se busca el cambio en la conciencia individual, además de la resolución definitiva de aspectos pendientes, y la liberación a través del conocimiento y el perdón.

Una vez en la sierra, a la caída de la tarde, durante la conexión, nos advirtieron que el eje fundamental de aquella sesión no era el encuentro entre los dos hermanos, que este contacto tan esperado por supuesto tenia gran importancia, pero que había una situación que resolver de mayor calado. Nuestra sorpresa fue evidente, pues al preguntar de qué se trataba, nos dijeron que se desvelaría durante la sesión, pero que era de vital importancia que participara en la sanación Charo, la mujer de Germán.

Con la fuerza y la valentía que otorga la fe, y por supuesto con el permiso recibido, allí estábamos el día acordado a la hora prevista, en la casa de Germán y Charo. Yo conocía aquel bonito chalet situado en un paraje campero, pues había estado con anterioridad en el taller de Germán, viendo su obra escultórica antes de una exposición realizada por este. Ángeles lo visitaba por primera vez. Después del saludo de rigor y de un rato de distendida charla, le comunicamos a Charo que ella también iba a participar en la sanación, lo cual le sorprendió en cierto modo, pues difería de lo que le había explicado Germán con anterioridad. Después de degustar unos deliciosos canapés, decidimos apurar los refrescos antes de comenzar la sesión.

Optamos por realizar la sanación en el taller de escultura utilizando la camilla que Germán usaba para sus sesiones Reiki. El primer paso fue limpiar de energías la sala. Germán esta visiblemente inquieto, mientras que Charo se mostraba bastante relajada. El primero en tumbarse en la camilla fue German. Comenzamos la relajación mientras las velas iluminaban la oscuridad de la estancia. Después de realizar una sanación a Germán, pasados breves instantes apareció su hermano Juan que comenzó a llamarle por su nombre. La mente de German se mantenía inquieta y no conseguía escucharle. Después de varios intentos por relajarle, vimos que estaba bloqueado. Charo expectante, sentada en una silla enfrente de German, escuchaba con asombro las conversaciones que Ángeles y yo manteníamos con alguien que no podía ver y suponía que era Juan, su cuñado. Después de varios intentos por conseguir la relajación de Germán, y no conseguirlo, decidimos preguntar al espíritu desencarnado de Juan que esperaba pacientemente, si quería que nosotros le transmitiéramos el mensaje a Germán. Juan no acepto, argumentando que él personalmente quería dárselo. Pedimos a Juan que abrazase a su hermano a lo cual accedió. German fue incapaz de verle ni oírle pero pudo sentir inmensos escalofríos cada vez que su hermano le rodeaba con su cuerpo etéreo.

Después de los resultados obtenidos decidimos finalizar la sesión de German. Al levantarse de la camilla le notamos algo contrariado. Sus expectativas eran distintas a lo que había sucedido, pero nosotros no podíamos hacer nada más, si él era incapaz de relajarse para acceder a un plano más elevado.

Ahora era el momento de Charo, que aún después de su asombro, las energías de la sesión la mantenían en un estado de absoluta calma. Una vez tumbada en la camilla y con Germán expectante en la silla de enfrente, comenzamos con la sanación. Al finalizar esta Charo comenzó a ver una luz que terminó convirtiéndose en una gran claridad que la invadía, una vez dentro de la luz la guiamos a través de ella, y salió al astral sin ninguna dificultad. Allí la esperaban familiares fallecidos, entre ellos su padre, del que no había podido despedirse antes de la muerte de este. Nosotros nos apartamos y la dejamos que se comunicara con los suyos.

La sala estaba en silencio, Germán expectante, los pulsos de la luz de las velas desvelaban nuestras siluetas. Pasado un rato, Charo nos indicó que sus familiares ya se habían marchado, y que la gran luz que la invadía había desaparecido. Ángeles y yo procedimos a cerrar la sesión y encender las luces del taller.

La cara de Charo era especial, tenía una intensa dulzura en los ojos. Estaba muy sorprendida pues nunca había imaginado que algo así pudiera suceder. Dejamos el taller para subir a la planta de arriba, y nos sentamos en los sofás del salón. Al rato de comenzar a charlar sobre aquel fantástico suceso Ángeles me hizo una seña, me acerque disimuladamente a ella y me dijo, !Está aquí la hermana pequeña de Charo¡, !Me está diciendo que se suicidó¡. Ángeles tiene desarrollada una gran capacidad extrasensorial. En ese momento recordé las palabras nuestro guía espiritual cuando nos advertía de que algo esencial se desvelaría durante la sesión. No quiero decir con esto que el encuentro de Germán y Charo con sus familiares no fuera algo excepcional, pero la llegada del alma perdida de Esther la hermana de Charo, llenaba de sentido aquellas palabras.

La sorpresa de Charo fue monumental. Ángeles empezó a canalizar a Esther, mientras ella estaba estupefacta por los detalles que relataba la boca de Ángeles sobre la convivencia de ambas. Era evidente que su hermana estaba allí, los sucesos narrados y la forma de expresarse eran únicamente familiares a ella. Nadie los conocía con anterioridad. Germán estaba superado por la situación, su desarrollo espiritual aun no le permitía encajar esa situación, necesitaba tiempo. La conversación entre Esther y Charo, a través de la canalización de Ángeles, sirvió para que ambas hermanas lograran entenderse mutuamente y pudieran en definitiva sanar aquella situación. En la conversación salieron a relucir distintos aspectos que aun no estaban superados por parte de Germán, conocedor en gran medida del suceso. La figura del marido de Esther y el comportamiento posterior a su muerte, contrariaban a Germán, incapaz de entender a ambos. La falta de comunicación entre Charo y German sobre el suceso se hizo evidente, apareciendo detalles ocultos para Charo sobre la relación entre sus hijos y sus sobrinos, los hijos de Esther.

Durante la cena, por cierto deliciosa, preparada por Germán, este optó por que el tema principal de conversación se alejara del ámbito familiar, mientras que Charo mostraba la necesidad de tener alguna última conversación con su hermana Esther, todavía presente, pero oculta a todos menos a Ángeles. Nosotros, respetamos su decisión.

Después de aquella intensa jornada, nos despedimos con la sensación que Germán se quedaba aliviado con nuestra marcha, situación que entendíamos perfectamente. Charo se mostró encantadora como de costumbre. Nos montamos en el coche y pusimos rumbo a casa. De camino, Ángeles me indicó que Esther venia en el asiento trasero con la intención de que la condujéramos a la luz. Durante el viaje estuvimos hablando del tema de Germán y Charo, en el cual Esther participó desvelándonos algunos detalles interesantes, y explicándonos los motivos de su suicidio. Nuestro amor hacia Esther era evidente y ella lo sentía.

Pasados unos días de aquella velada, preparamos una sesión y conducimos a Esther a la luz. Así se nos indicó. Ella sabe que la amamos profundamente y que algún día nos encontraremos. El único sin sabor, es el hecho que Charo desconozca por el momento el final de esta bonita historia, creo que sería importante para un sanación completa.

Ignoramos aun cual son los mecanismos para que estas almas evolucionen desde planos inferiores hasta poder alcanzar la luz, es un misterio que espíritus les ayudan. Alguna vez hemos visto la situación de almas descarriadas en un estado de gran oscuridad, y aunque este no era el caso, sin duda el espíritu de Esther había pasado por una evolución previa al encuentro. El contacto de Ester con su hermana, y la sanación de la relación, intuimos que fue el último paso para abandonar definitivamente su situación. Según Leadbeater, las almas que se arrancan de forma apresurada de la vida física cuando están llenas de salud y fuerza, ya sea por accidente o por suicidio, se encuentra en el plano astral en unas condiciones que difieren considerablemente de las que rodean al que muere por edad o bien por enfermedad, véase "Almas perdidas. El suicidio""Dulce niña de mi mente".


Esta situación la podemos corroborar, pero queremos matizar que sucede también en casos de espíritus que no han alcanzado un mínimo grado de vibración en vida, y por tanto son incapaces de abandonar posteriormente el plano astral inferior. En el caso de los suicidios, el dolor y sufrimiento son tan grandes que hemos sido incapaces de indagar más en ello. Muchos dejan hijos, cónyuge y familiares, pero lo cierto es que siguen dentro del plan divino, dentro de este juego de evolución en el que todos nos encontramos inmersos. Dentro… de un juego perfecto.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Dulce niña de mi mente

Apareció de repente, de la nada, sin que nadie la esperara, una tarde gris plomiza de otoño, cuando las últimas luces del alba se escondían detrás de los tejados de las casas. Mis ojos, reflejados en el cristal de la ventana de la habitación, miraban en la calle la luz de una solitaria farola, que alumbraba el paso mojado por cientos de gotitas plateadas, lanzadas por los árboles que mecían sus ramas al viento.

Era una tarde fría y desapacible. En la habitación, el olor penetrante del incienso que permanecía en el ambiente después de la meditación, mantenía una gran paz en nuestro interior. Ángeles, recostada sobre la almohada de la cama, ojeaba interesada un libro sobre sanación que nos había recomendado un amigo. Cuando terminó de tomar unos apuntes, dejó el libro y el cuaderno sobre la mesilla, se quitó las gafas de lectura y sugirió:

- Acabo de terminar ¿te apetece poner música?

- ¿Que te apetece escuchar? – contesté, dejando de mirar por la ventana.

Mientras Ángeles reflexionaba, el silencio invadió nuevamente la estancia, un hilo fino y aromático de humo del incensario, se deslizó sobre nuestras cabezas. Pasado un instante, respondió:

- Lo que tu desees, sorprenderme.

Con pausado movimiento, conecté el ordenador portátil, y encendí el equipo de audio. Invadido todavía por mi mundo interior después de la meditación, comencé vagamente a buscar sin rumbo, entre los cientos de archivos musicales. El puntero del ratón recorría caóticamente las infinitas listas de archivos, hasta que de repente inconscientemente pinché uno de ellos. El sonido de una guitarra eléctrica rompió el silencio de la habitación, recorriendo un gran escalofrío mi cuerpo de pies a cabeza. Pasados unos segundos la aguda voz del cantante acompañó aquellos acordes diciendo:

Ella tiene una sonrisa
que me hace recordar
las memorias de mi niñez
cuando todo era tan fresco
como el brillo del cielo azul.


Miré a Ángeles que seguía recostada sobre la almohada, su semblante inmóvil mantenía su mirada fija en un punto. De repente frunció el ceño como intentando penetrar el vacío con su vista, se incorporó lentamente sentándose sobre la cama, y con gesto sorprendido persiguió algo por el interior de la habitación.

- ¿Que sucede? - pregunté.

- ¡Carlos!, hay una chica a tu lado bailando - dijo.

Un acto reflejo, me hizo mirar intuitivamente hacia ambos lados, mientras un nuevo escalofrío recorría mi cuerpo de pies a cabeza.

- Estamos solos - afirmé.

- Lleva medias de colores y tiene dos coletas largas que le caen por encima de los hombros – añadió sin reparar en mi respuesta.

- No cesa de bailar – exclamó sorprendida, persiguiéndola con su mirada por el vacío de la habitación.

Volví a mirar a ambos lados esta vez sin mover la cabeza. Podía intuir su presencia, pero no la veía, así que intenté perseguir su recorrido, guiado por la mirada de Ángeles.

- Lleva un vestido corto de lana, un pichi, y es morena.

- Me saluda con la mano según baila, dice que te conoce… y pide ayuda – continuó diciendo.

La clarividencia de Ángeles, le permitía describir con todo lujo de detalles aquel suceso. Desconcertado cerré mis ojos y empecé a relajar mi mente, para poder entrar en contacto con ella.

- Dice que la canción le gusta mucho. No para de bailar y bailar. Pide por favor que la ayudemos – añadió.

Coloqué los dedos índices sobre mis sienes, relajé mi mente aún más, y pedí que me mostrase su imagen. Pasados unos instantes se reveló fugazmente, mientras la canción continuaba diciendo:

Entonces y ahora cuando veo su rostro
me llevará a ese lugar tan especial
y si miro demasiado tiempo
probablemente me deprima y llore.


Aquella imagen me trasladó a mi adolescencia, encajando perfectamente en los recuerdos perdidos de mi memoria. Un nuevo escalofrío sacudió mi cuerpo de pies a cabeza. Claro que me conocía, por supuesto, y yo a ella, fuimos amigos, compartimos bellos momentos, reuniones, bailes, conciertos… Nuestra amistad parecía infinita envuelta por el despertar de la adolescencia. Pero ella desapareció, sin más, de repente, de la nada, igual que acababa de llegar bailando en este momento a nuestra habitación.

Oh dulce niña mía
Oh dulce amor mío.
Ella tiene los ojos
de los cielos mas azules
como si pensaran en la lluvia
odio mirar en esos ojos
y ver una mirada de dolor.


Era increíble, ahí estaba, después de tantos años. Aparecía y desaparecía a su antojo. La música acompañaba su danza, giraba armónicamente sacudiendo una y otra vez por toda la habitación, sus largas coletas negras.

Su cabello me recuerda
un lugar cálido y seguro
donde como un niño me escondería
y rezaría por los truenos y la lluvia.


Se sentía feliz bailando, sus brazos abiertos como aspas de molino, describían suaves balanceos. Su esbelta cintura de adolescente ondulaba al compás de la percusión. Adoraba la música y giro tras giro, vuelta tras vuelta, celebraba ese momento tan especial para ella, jamás había encontrado a nadie con quien poder hablar, y mucho menos que fueran capaces de ver su presencia.

¿A dónde vamos?
¿A dónde vamos ahora?


Hace ya cierto tiempo que sucedió esta maravillosa historia. Ahora estoy aquí de nuevo, sentado, mirando por la misma ventana el paso mojado, escribiendo este relato después de traducir al castellano esta canción, que sorprendentemente podría ilustrar lo sucedido.

Ella apareció de repente, de la nada, más de treinta años después de aquel inesperado accidente, pero por suerte pudimos ayudar a su espíritu, a continuar el recorrido de la verdadera existencia. Jamás había contado a Ángeles algo sobre ella, creo que su recuerdo no hubiera vuelto a mi memoria sin aquella inesperada aparición, pero nada sucede por casualidad. Ella nos necesitaba, pero nosotros a ella también. Fue nuestra primera experiencia en conducir a la luz a un alma perdida, pero además fue un gran paso en nuestro desarrollo espiritual, en el conocimiento del verdadero sentido de la vida, y de la ayuda mas allá de la dimensión en que nos encontramos.

¿A dónde vamos ahora?
Dulce niña
Dulce
Niña
Mía

viernes, 13 de septiembre de 2013

Los demonios de Elmer

En la penumbra de la habitación, las sombras de la pared se movían lentamente deformándose con cada pulso de las velas. Lola sentada en el sofá, miraba fijamente a su hermana tumbada sobre aquella improvisada camilla. Estaba perpleja, jamás había visto nada como aquello que acababa de suceder. Habían estado muy preocupadas por los sucesos acaecidos las últimas semanas, y este era el momento esperado, pero el castañeteo de los dientes de su hermana Elmer, acurrucada debajo de la manta, la ponía cada vez más nerviosa.

- ¿Cómo te encuentras? – preguntó Lola

- Bien… bien, solo tengo un poco de frío. – respondió Elmer - Es como si dentro de mí, algo hubiera cambiado. – añadió perpleja.

- Para entonces un instante, si puedes – dijo Lola subiendo el tono

Elmer flexionó las piernas y dio un gran bostezo, sus brazos estirados con los puños cerrados, sobresalieron de la camilla por encima de la cabeza. La sanación había terminado.

- ¿Estoy limpia? - preguntó - ¿Y mi casa, está limpia? - añadió ágilmente.

- Ángeles y yo nos miramos, todo estaba en orden.

- Por supuesto. – afirmé mientras recogía los enseres de la sanación.

Aquel antiguo local convertido en vivienda, tenía un halo de graves conflictos de las situaciones pasadas e incluso de su anterior uso, y las sensaciones allí vividas últimamente por Elmer, erizaban todavía su bello.

- ¿Que es lo que me sucedía? – volvió a preguntar.

- Energías negativas – respondió Ángeles.

Apagué las velas, mientras recogía los cuencos del humeante carbón y subí la intensidad de la luz del flexo de la habitación, la lucha de sombras de la pared se desvaneció por completo. Por fin podíamos vernos las caras con claridad.

- ¿Por qué me ha sucedido esto? – añadió Elmer de nuevo.

- La conciencia es poderosa, - dijo Angeles - es una fuerza invisible, la más poderosa del cuerpo, cambia la energía sin salud en energía sana. Tus deseos compulsivos y tu preocupación constante, atraen un riesgo importante para tu salud.

- Son un demonio incesante que me susurra al oído – afirmó.

- Pero tú no haces nada por separarte de él – replicó Lola.

- De verdad, créeme, no puedo sacarle de mi cabeza. - intento resistir pero no lo consigo – dijo Elmer.

- Ese no es el camino - añadí - el impulso de resistir lucha siempre contra la necesidad que tienes de rendirte Elmer, esto empeora el condicionamiento, porque el conflicto se repite continuamente.

- Lo ves, te lo he dicho mil veces - dijo Elmer mirando fijamente a los ojos de su hermana. - Hay alguien dentro de mí con quien lucho incesantemente, aunque intente resistir siempre me vence. - Hasta cambia mis enseres de sitio. - Me quiere volver loca – añadió angustiada recordando los sucesos pasados.

Ángeles puso una mano cariñosamente sobre su hombro y dijo.

- Tranquila Elmer, ya no hay nada ni nadie con quien tengas que luchar.

El silencio invadió nuevamente la sala. Mientras Elmer reflexionaba cabizbaja sobre aquellas palabras, Lola encajaba mentalmente esa situación tan insólita, que se escapaba de sus conocimientos más mundanos. Había visto a su hermana regresar a la cordura después de tanto tiempo, con una simple sesión de imposición de manos.

- Esto es increíble – dijo Lola rompiendo el silencio de la habitación. - Os estamos francamente agradecidas – añadió

- No tenéis nada que agradecernos, nosotros somos solamente un canal - dijo Ángeles – Elmer desea sanar, lo ha pedido, nada ocurre por casualidad.- añadió




Al oír su nombre Elmer salió de su letargo, había estado en silencio unos instantes observando su interior, intentando escuchar aquella risa incontrolable que la había perturbado en tantas ocasiones, buscaba aquella voz que una y otra vez rompía el silencio de la noche, pero ahora podía dirigir sus pensamientos y parar su mente, algo había cambiado en ella.

Retiró la manta y se incorporó sobre la camilla, sus pies cubiertos por unos calcetines chillones, se balanceaban sobre el suelo cerámico de su casa, Tifón su perro, que había permanecido inmóvil durante toda la sesión, corrió junto a ella haciendo un alarde de amor por su ama.

Con un ágil salto subió al sofá y después desde allí a la camilla, su rabito cortado se movía incesante, como si el encuentro estuviera precedido de una larga separación, Elmer suspiró, abrazo a su mascota y disfrutó un preciado instante de esa tranquilidad tan añorada, rota últimamente por los miedos, la ansiedad, los llantos, el insomnio y los ladridos desquiciados de Tifón.

- La verdad es que me encuentro bastante más tranquila, mi cuerpo ahora es mucho más liviano – dijo - No tiene nada que ver con la confusión y el nerviosismo que tenía antes de comenzar la sesión. - Había intentado tantas veces llegar a este estado de paz interior, he rebuscado en mi pasado el por qué de esta situación tantas veces sin encontrarlo.

- Ángeles sonrió y dijo – El hecho de retroceder en tus vivencias y mirarte a ti mismo como un espejo, siempre apela a tu experiencia personal, invitándote a tener más cuidado en los nuevos instantes de tu vida, pero la reflexión tiende a quedarse únicamente en el plano intelectual, carece de poder sanador, si no das un paso más.

- Debes realizar un trabajo, la toma de conciencia es definitiva para que puedas mantener un estado saludable. – concluyó.

- ¿Qué puedo hacer entonces? – replicó Elmer

- Empieza manteniendo algo en tu mente y permitiendo que se desdoble, es una forma sencilla de enseñar a la mente, a no enfocarse en detalles únicos y aislados, te servirá para empezar a relajarla – Respondió Ángeles

- Creo que no logro entenderlo con claridad – dijo Elmer

Ángeles se giró solicitando mi intervención, la capacidad comprensiva de Elmer estaba mermada después del angustioso periodo anterior. Se había refugiado esporádicamente durante años en el alcohol y las drogas, intentando escapar de una realidad que era incapaz de sobrellevar. Además nunca había superado los complejos de su niñez.

- Necesita un cambio de vida – Se lo he dicho muchas veces - exclamó Lola

Me acerqué a Elmer y poniendo una mano cariñosamente sobre su hombro, señalé. – Experimentando sentimientos ajenos, llegarás a sentir las sensaciones y emociones de los demás. Te hará tener una visión más objetiva de tus acciones. Es la manera de poder visualizar las situaciones de forma más global, desde distintos puntos de vista, y no focalizando detalles únicos y aislados. Debes verte a ti misma más grande que tus problemas, poniendo extrema atención a tus puntos débiles. Esa conciencia tiene un gran poder de sanación a través de la expansión del yo. Además tienes que cerrar las puertas del pasado, para que se abran nuevos caminos. Cuando tu mente empiece a calmarse, la meditación será definitiva en el proceso sanador.

Elmer asintió con la cabeza.

Ángeles miró a Lola y sugirió: En principio, es importante que tenga tu guía. – poco a poco deberá coger ella las riendas.

Lola con gesto airado, interrumpió diciendo - Yo necesito tener mi vida. – Llevo años pendiente de ella, he descuidado hasta mi familia.

- Tienes que tener en cuenta Lola – señalé. - que la mente de Elmer alberga mucha confusión y conflictos de su pasado. Todavía carece de la paz necesaria para no distraerse con facilidad.

- Si pero sin colgarse de mí, como hace habitualmente. – argumentó Lola. -Siempre ha tenido mi ayuda, no iba a ser menos ahora. – Pero ella poco a poco, tiene que hacer un cambio. – añadió.

Elmer suspiró, descolgó los pies de la camilla, y sus chillones calcetines entraron en contacto con el suelo. Acurrucada todavía con la manta, fue hacia el sillón donde estaba sentada Lola y se colocó a su lado. Tifón acompañó a Elmer como de si de su sombra se tratara, y se colocó entre ambas. Lola pasó su brazo por encima del hombro de Elmer y se fundieron en un caluroso abrazo. Tifón moviendo incesablemente su rabito, estiró su pequeño cuerpo negro y dando un salto, metió el hocico entre ambas. Aquella larga pesadilla, parecía por fin acabada.

Ángeles miró su reloj, el tiempo se había esfumado tan rápido como los miedos de Elmer. Era tarde y la noche avanzaba inexorablemente hacia un nuevo día. - Bueno nos vamos a marchar. – dijo – hemos quedado por la mañana con un amigo que viene desde Mendoza, y es un poco tarde.
Elmer y Lola se levantaron del sofá y los cuatro nos fundimos en un efusivo abrazo. Estaban muy agradecidas, habían cambiado aquel ansioso estado, por un futuro plagado de nuevas ilusiones. Cada poro de nuestra piel vibraba emocionado por ver la radiante felicidad, de aquellos dos magníficos seres.

- La semana que viene cenamos juntos. – dijo Lola caminando hacia la puerta. - Estáis invitados, por supuesto - añadió.

- No hace falta que os molestéis – contesté

- No es ninguna molestia. – aclaró Elmer - pasamos un rato agradable, seguramente… tendré alguna duda. – añadió abriendo la puerta de la vivienda

- Perfecto, entonces en eso quedamos, llamarnos por teléfono y concretamos el día y la hora. – dijo Ángeles.

Salimos a la calle, la puerta del portal se cerró. Un llavero cargado de llaves, sonó cerrando el cerrojo de la puerta metálica. Mire hacia atrás, y allí estaba Tifón con su hocico pegado al cristal, de nuevo sacudiendo su rabito incesantemente. Entre los reflejos del cristal, Elmer se despedía moviendo su brazo. Antes de darse la vuelta y marcharse hacia dentro de la vivienda, puso la mano sobre sus labios y lanzó un enorme beso que voló hacia nosotros.

jueves, 5 de septiembre de 2013

La historia más antigua del mundo

Annak era un joven campesino sumerio. Sus ancestros emigraron desde el norte de Arabia hacia tierras más fértiles hasta instalarse cerca de la próspera ciudad de Uruk, situada en el fértil curso bajo del río Eufrates. Todo empezó una tarde de estío, Annak bajó con su carro tirado por asnos por las anchas calzadas de la ciudad, hacia la gran plaza, hasta llegar a la torre escalonada de Uruk. Annak apostó allí su pesada carga de trigo al lado de la muralla, y se sentó en una piedra a esperar a su hermano Mesal, con el que había quedado para trocar el grano cosechado.

El camino desde las afueras de Uruk, había sido largo y polvoriento. Sediento, sacó su viejo pellejo de cabra y bebió agua, y de su zurrón cogió una cebolla y un trozo de pan para mitigar su hambre. La plaza estaba muy concurrida, los puestos de agricultores, ganaderos y artesanos se mezclaban entre sí invadiendo todos los rincones. Allí se mercaban los productos por plata o se intercambiaban entre si. Los jóvenes y fuertes guerreros en su rato de ocio, deslumbraban a las féminas relatando sus acciones bélicas, y haciendo alarde de los enemigos hechos esclavos al ser apresados, mientras los niños se separaban de sus madres correteando entre los puestos de la concurrida plaza de Uruk.

Annak esperaba paciente a su hermano. Mesal se dedicaba al pastoreo nómada en las cercanías de la ciudad de Ur en Caldea, ambos recababan dinero para su padre, llamado Talé, con el objeto de poder marchar toda la familia a tierras de Canaán. Mientras Annak descansaba de su largo periplo, su hermano Mesal llegó con su rebaño de corderos. Se saludaron efusivamente pues llevaban meses sin coincidir, y sin perder de vista la carga de grano, se acercaron charlando a la fuente para rellenar su pellejos con agua fresca y para que bebieran del sobrante los sedientos corderos. Al volver hacia el carro de madera de Annak, se acercaron a un grupo de ancianos entre los que se encontraba un viejo y sabio consejero de la ciudad, que contaba un relato sobre un antiguo rey de sumeria. Annak y Mesal interesados por el relato, se recostaron a la sombra sobre una columna del soportal, y comenzaron a escuchar… la historia más antigua del mundo.

Los seres humanos, todos nosotros, no fuimos creados con los demás seres vivos.- relataba el viejo con voz débil y ajada. – En principio el dios del cielo y sus hijos se situaron en lo más alto, y los dioses más antiguos de los orígenes de las aguas, quedaron encargados de cuidar la tierra y de velar el agua para dar sustento a los dioses del cielo. Pero no desearon servirlos y se sublevaron contra ellos. El dios del cielo muy preocupado por la sublevación trato de buscar una forma de solucionar el conflicto. Enki habló con su madre la diosa-madre Tierra, después de deliberar sobre el suceso, decidió coger barro de las aguas de la Sabiduría y mezclándola con parte del Dios ancestral que había comenzado la revuelta, modeló siete figuras que introdujo en el vientre de su madre donde fueron gestados.

Con el paso de nueve meses, la diosa-madre dio a luz a siete seres que fueron los primeros humanos, entre ellos apareció Umul “el de los días remotos”. Estos humanos fueron asignados al cultivo y riego de la tierra, para producir alimentos con los que ofrendar a los dioses, se convirtieron en sus siervos y desde entonces todas las divinidades de los cielos y de las aguas convivieron en paz.

Los hombres se multiplicaron, y empezaron a obrar mal, desobedecer y disputar entre ellos. El cielo decidió castigarlos por su osadía, mandando plagas, hambrunas, y epidemias, aun así la revuelta continuó, hasta que empezó un gran diluvio sobre toda la tierra. Pero Enki escogió a un hombre sabio, al que ordenó construir un arca de madera herméticamente cerrada y proteger ejemplares de todos los seres vivos. Al séptimo día, la lluvia cesó. El arca encalló, y todos los seres vivos que descendieron y repoblaron la tierra, fueron perdonados por los cielos.

Por fin los hombres se organizaron, su entramado cultural creció, perfeccionaron la agricultura y domesticaron animales salvajes, inventaron la rueda y la escritura y se dotaron de reglas y sistemas sociales para su convivencia, apareciendo un primer asentamiento, que con el paso del tiempo dio lugar a la ciudad de Uruk, en la que nos encontramos en este momento. – Añadió el viejo consejero. En la quinta etapa de la ciudad – continuó diciendo el anciano.- Siendo Gilgamesh el quinto rey de la ciudad de Uruk en Sumeria, esta se convirtió en un importante centro religioso. Pero Gilgamesh era un rey poco bondadoso , que se comportaba a menudo como un verdadero déspota, un ser mítico de extraordinaria altura 5,60 metros de alto, compuesto en sus dos terceras partes de esencia divina y que hablaba y se codeaba entre los dioses como uno más de ellos.

Los hombres súbditos de Gilgamesh, se quejaron del comportamiento de su rey ante Annu el padre de los dioses, Annu se dirigió a la diosa Aruru, la creadora de Gilgamesh, proponieédole crear otro ser que le hiciera frente, y le alejase de su gobierno tiránico.

Aruru a partir de arcilla, amasó y moldeó en el campo un ser salvaje, cubierto de pelo, que usaba pieles, comía pasto y pacía con las bestias llamado Enkidu, parejo en fuerza a Gilgamesh, pero el único capaz de poner freno a las provocaciones del rey de Uruk.

Enkidu era un ser salvaje, pero un hombre bueno por naturaleza, que protegía a los animales de los cazadores y que debido a su perseverancia en la protección de los seres vivos llega a los oídos de Gilgameh, como un ser poco atractivo pero de extraordinaria valentía y bondad.

La curiosidad de Gilgamesh le hace planear un plan para atraer a ese magnífico ser a Uruk, y decide enviar en su busca una bellísima prostituta llamada Shamkhat, consagrada al servicio del templo. Shamkhat sale en su búsqueda y cuando consigue contactar con el salvaje, hace que este se quede prendado de su magnífica belleza. La hermosa hieródula intima y cuenta a Enkidu la existencia de las ciudades y sus gentes y lo que es la civilización en Sumeria. Enkidu a través del contacto, durante seis días y seis noches con ella, toma conciencia de su condición humana y empieza a sentirse desplazado del ambiente salvaje en el que había vivido hasta entonces, decidiendo marcharse con Shamkhat hacia Uruk para conocer al rey Gilgamesh.

Enkidu consigue adaptarse rápidamente a la civilización gracias a la ayuda de Shamkhat, pero el encuentro con Gilgamesh supone la lucha de poder de ambos héroes, una batalla de dimensiones de cataclismo que termina con la victoria de Enkidu. Después de aquel feroz combate llega por fin la calma y aparece una incipiente relación entre ellos, que dará lugar posteriormente a una inquebrantable amistad. Pasado algún tiempo, Gilgamesh decide rogar a su madre divina Ninsum, para que considere a Enkidu como un nuevo hijo suyo.

Enkidu adaptado perfectamente a la vida en la ciudad, gozaba de su estatus de persona civilizada, pero añoraba en el fondo su anterior estado primitivo en el que había sido tan feliz. Gilgamesh interesado por los deseos de su gran amigo le consuela hablándole de importantes proyectos, entre ellos el de ir a combatir al dragón gigante Humbaba, ya conocido por Enkidu cuando vivía salvaje cuidando a los animales. Humbaba era un temible ser que vomitaba fuego y guardaba el frondoso bosque de cedros, morada exclusiva de los dioses.

Unos días antes de ir a la batalla, Enkidu tiene un sueño premonitorio que cuenta a Gilgamesh y es interpretado por este como una victoria en la batalla con el dragón en el fantástico bosque. Aun así antes de partir hacia la contienda ataviados con trajes de guerra, ambos héroes deciden invocar al dios Shamash pidiéndole su protección.

Después de varios días de camino encuentran al temible dragón, los dos héroes entablan una lucha feroz contra Humbaba, hasta que Enkidu consigue darle muerte. El bosque de cedros enterado del suceso, comienza a exhalar lúgubres lamentos, mientras los dos amigos sin oponencia alguna, empiezan a talar los árboles destinando varios de los cedros más altos, para construir la futura puerta del templo de Enil en Nippur. Gilgamesh como trofeo se lleva consigo la cabeza del dragón decapitado.

Una vez en la ciudad de regreso de la batalla, el rey de Uruk el gran Gilgamesh descansa y se presenta ante su pueblo con sus atavíos reales. La diosa Ishtar hija de Annu, atraída por la presencia del héroe, le propone su amor, señalándole las ventajas de su unión con una diosa. Gilgamesh sin embrago no se deja impresionar por las seducciones de Ishtar, pues conoce la trayectoria amorosa de la Diosa del amor y la rehúsa, exponiéndole la cantidad de amantes que había tenido, dioses, animales, y hombres, a los cuales les había causado innumerables males. Encolerizada por el desprecio Ishtar acude a su padre Annu, y le pide venganza. Annu envía un Toro celeste a petición de Ishtar para que de muerte a los dos héroes. La bestia enviada arrasa a centenares de hombres pero Gilgamesh y Enkidu dan muerte a la fiera en una terrible batalla. Ishtar maldice a Gilgamesh, pero la osadía de Enkidu supera lo previsto, lanzando un trozo de carne de la bestia descuartizada a la cara de la diosa y profiriéndole insultos.

Aquella misma noche, después de la batalla, Enkidu tiene un sueño que le muestra la realidad sacrílega de sus actos en la contienda. El Dios Annu conocedor de los hechos, decreta la muerte para ambos héroes, pero Gilgamesh al ser un ser parcialmente divino, es perdonado. A Enkidu que es de naturaleza humana se le envía una grave enfermedad que debe sobrellevar durante doce días, lamentándose de haber conocido a la bella hieródula enviada por Gilgamesh. Antes de morir Enkidu tiene otro sueño premonitorio en el que es transportado por un águila de bronce hacia la mansión de Irkalla el guardián de los Infiernos.

Enkidu muere, y el lamento de Gilgamesh que ha presenciado impotente el suceso llega a todos los rincones. En memoria de su amigo construye una estatua funeraria y reza a los dioses. Después errante y apenado decide dirigirse a reflexionar en soledad hacia la montaña.

Gilgamesh se pregunta el significado de la muerte, experiencia hasta el momento desconocida por el, temeroso intenta averiguar como poder el mismo evitarla y conseguir la vida eterna. Al final decide emprender un viaje buscando a Utanapishtim, un antiguo antepasado al que los dioses habían concedido la vida eterna, después de salvarlo del devastador diluvio.

Después de muchos días de viaje llega por fin a doble montaña, lugar por donde sale y se pone el sol. Sus guardianes míticos le advierten que ningún mortal ha conseguido entrar en aquellos parajes, pero su condición divina en sus dos tercios, hace que se le conceda el paso, hacia el jardín de Shamash donde se encontraba el paraíso.

Al llegar por fin a las Aguas de la muerte, en la orilla del océano, el héroe conoce a Siduri, una joven divina que recela de Gilgamesh al verlo ataviado con pieles de animales. El héroe cuenta a la mujer divina el motivo de su viaje y el abandono de la civilización y solicita su ayuda para hallar el camino que conduce al país de la inmortalidad. Sin embargo ella le aconseja que desista, que aproveche su vida terrenal disfrutando de los placeres de esta, olvidándose de sus preocupaciones. La insistencia de Gilgamesh hace que Siduri le indique quien es la única persona capaz de guiarle a través de las aguas de la muerte, señalando Urshanabi como el barquero que guió a Utanapishtin hacia la inmortalidad, después del diluvio con el que los dioses castigaron a la humanidad.

Gilgamesh después de una larga búsqueda consigue por fin contactar con Utanapishtin, y le cuenta el motivo de su visita, y su intención de conseguir la vida eterna. El sabio Utanapishtin somete a una serie de pruebas a Gilgamesh, demostrándole que no esta preparado para la ansiada inmortalidad, pero a instancias de su esposa salvada también en el diluvio, Utanapishtin revela a Gilgamesh una alternativa, la existencia de una planta milagrosa que habita en el lecho marino, y que proporciona la eterna juventud pero en ningún caso la inmortalidad. Gilgamesh conforme se pone en camino hacia el océano y después de una larga búsqueda consigue por fin la preciada planta, pero en un alarde de generosidad la guarda para hacer participe de sus virtudes a los ancianos de Uruk. Una vez de regreso a la ciudad, mientras Gilgamesh se detiene para bañarse y descansar del largo camino, una serpiente olfatea la planta y se apodera de ella, dejando su piel tras de si. Cuando Gilgamesh despierta y descubre lo sucedido llora amargamente por la pérdida, comprendiendo que la inmortalidad no es alcanzable por ningún humano.

Finalmente Gilgamesh se monta triste y desolado en la barca de Urshanabi, y lanzándose al mar contra las olas regresa hacia Uruk. Pensativo durante el largo camino de regreso, asume la realidad de su reinado en la ciudad y su condición de mortal, pero al llegar cerca de Uruk todo cambia cuando divisa las enormes murallas hechas construir por el, y orgulloso le muestra la gran ciudad de la que es rey a Urshanabi, su compañero de viaje…

- Es una magnífica historia. – exclamó Ángeles.

- ¿Os a gustado este relato Sumerio? – preguntó el maestro.

- Es fantástico, es una historia sorprendente para ser tan antigua, ¿como apareció esta civilización? – respondió Ángeles nuevamente.

- Todo comenzó con la creación de pequeños núcleos urbanos y la aparición de la escritura como método de comunicación, estos elementos fueron esenciales para la transición de la prehistoria neolítica a la historia. – continuo explicando el maestro. - Los territorios comprendidos entre los ríos Tigris y Eúfrates zona conocida como Mesopotamia, albergó hacia el año 4.500 AC la cultura Obeid, desarrollándose después el primer asentamiento urbano hasta la fecha conocido de la historia del hombre, Eridú. Mas tarde apareció la cultura de la ciudad de Uruk que fue la que realmente precedió a la cultura Sumeria. En esta ciudad estado del 3.500 AC al 3.000 AC se han encontrado los restos de escritura más antiguos, una lengua de tipo aglutinante escrita sobre tablillas de barro, con una pequeña cuña, llamada escritura cuneiforme. Sobre doce de estas tablillas de barro aparece este relato llamado la Epopeya de Gilgamesh. Es el primer viaje, el primer diluvio, la primera amistad, la primera aventura, la primera dicotomía entre naturaleza y civilización, el primer enfrentamiento a la muerte… la primera novela escrita en verso. Os recomiendo que la leáis completa, no es demasiado extensa.

- ¿En que año vivió Gilgamesh? – pregunté al maestro.

- Se cree que hacia el año 2.650 AC. Pero la escritura del poema se hizo en base a las tradiciones orales y leyendas sumerias. – continuó relatando el maestro. - De las doce tablillas que conforman este, once están escritas probablemente hacia la primera mitad del II milenio AC. La ultima tablilla es una narración independiente escrita hacia final de II milenio AC. De todas formas la epopeya fue posteriormente transcrita para la biblioteca el rey Asurbanipal de Nínive. La ciudad de Nínive fue destruida hacia el año 612 AC por invasores y fue reencontrada en 1.845 DC, por el explorador británico Austen Henry Layard, cerca de la ciudad de Mosul, en el actual Irak.

- Hay muchos episodios de gran similitud entre este poema y algunos relatos del antiguo testamento. - añadí

- En efecto, el diluvio universal, o el origen de Adán entre otros. – dijo el maestro. - Los judíos tenían gran conocimiento de la tradición literaria sumeria por haber sido desterrados como esclavos a Babilonia, y de la egipcia por haber emigrado hacia las tierras del Nilo, de esta última tradición literaria también pudieron tomar supuestamente, inspiración para otros elementos y relatos como el de la historia de Job. – concluyó.

- ¿Los personajes de Annak, Mesal y Talé, tienen cierta similitud con los personajes bíblicos de Nacor, Abraham y su padre Taré relatada en el Génesis? - pregunté al maestro nuevamente.

Es pura coincidencia, es una parte del relato inventada por mi, simplemente hago esta introducción para hacer referencia al proceso de migración gradual desde el año 3.000 AC, por el cual los semitas se extienden desde Arabia hacia el norte, hasta instalarse en Mesopotamia. Los Acadios forman allí un gran reino de lengua Semita, este término hace referencia a los descendientes de Sem, segundo hijo de Noé, (Génesis, 10:21), y (Génesis, 9:24). Que sepáis que la familia lingüística semita, incluye entre otras, las formas más antiguas y modernas del acadio, árabe, arameo, fenicio, y hebreo.

La expectante cara de Ángeles, denotaba que estaba entusiasmada con el fantástico relato, llevábamos toda la tarde sentados al lado del pozo en el patio trasero de la escuela, escuchando los apasionantes relatos del maestro. Estábamos descubriendo posibles conexiones entre la antigua cultura sumeria y el núcleo fundamental de las religiones monoteístas de tradición espiritual, transmitidas por el profeta Abraham, como el judaísmo, cristianismo, islamismo, y bahaísmo. La fría tarde había dejado paso a una preciosa noche estrellada, los astros titilaban por encima de las montañas en el profundo cielo de la sierra norte. De repente una brillante estrella fugaz sesgó el firmamento por encima de nuestras cabezas. El maestro siguió su recorrido con la vista y preguntó al instante.

- ¿Sabéis que los Sumerios eran magníficos astrónomos, y además manejaban cifras de quince dígitos?

- Ángeles y yo le miramos sorprendidos nuevamente.

- Si, así es…- continuó diciendo. - los sumerios eran grandes observadores del cielo, en un sello cilíndrico de barro del III milenio AC, hay una imagen como fondo de una escena en la que se puede ver claramente una estrella con puntas, rodeada de pequeñas esferas que rotan alrededor suyo. Además de una clara representación del sistema solar, esta coincide curiosamente en proporciones con los nueve planetas de nuestro sistema y de sus satélites más importantes. Hay investigadores que sospechan que la representación de algo que no se puede observar a simple vista, fue inspirado por el conocimiento de una raza alienígena, quienes habrían trasmitido también conceptos principales de agricultura, metalurgia o de la propia escritura. La especulación sobre los orígenes de la civilización sumeria son amplios. En la biblia aparecen relatos sobre los nephilim, refiriéndose a unos gigantes que poblaron la tierra, (Génesis, 6:4) y libro de los (Números, 13:3). Estos hijos de Dios o Ángeles caídos, se mezclaron con mujeres humanas, dando lugar a seres híbridos que llegaron a ser muy poderosos. Además el libro de la (Sabiduría, 14:6), que es un deuterocanónico de la Biblia, y el texto apócrifo del libro de Enoc, asume el hecho de la desaparición de los gigantes al diluvio universal, quedando así solamente, la nueva humanidad. Algunas fuentes dicen que estos seres híbridos de las dinastías sumerias antidiluvianas, estos reyes de carne y huesos, muy longevos pero no inmortales, habitaron entre los humanos y enseñaron a estos numerosas habilidades. Los hijos de Annu o Annunakis, seres extraterrestres que vinieron del cielo a la tierra, se convirtieron en reyes sumerios y fueron catalogados de dioses o semidioses por la humanidad.

- Ahora si que me he quedado atónita. – dijo Ángeles.

- Es muy interesante maestro – añadí.

- Es uno de los grandes misterios de la humanidad. – respondió el maestro, - pero en todo caso un tema muy apasionante. Las conexiones entre las culturas son evidentes – continuó diciendo. - algunos faraones egipcios decían que procedían del linaje directo de los dioses. Akhenatón y su mujer Nefertiti que reinaron en el año 1338 AC, tenían una cabeza extrañamente alargada, fruto de una especial herencia genética. Además el faraón poseía un cuerpo extrañamente andrógino. Este tipo de cráneo es encontrado también en yacimientos de las culturas precolombinas, en donde las estatuas son muy similares y los barcos, como los aymaras del Titicaca en Bolivia son idénticos a los egipcios. Estos hallazgos entre culturas tan distantes, señalan también la hipótesis del contacto de estas culturas con los Elohim, a través de la expansión de la cultura atlante. – pero este sería otro tema. – concluyó el maestro

- Otro día podíamos hablar de esto, y de las distintas religiones del mundo. – sugirió Ángeles.

- Por supuesto, es un tema interesantísimo. – indicó el maestro. – otro día podemos continuar, hoy es algo tarde. Quedaros a dormir aquí en Sean en la escuela, y marcháis mañana por la tarde. – añadió. - así por la mañana, podemos dar un paseo hasta la ermita.

- De acuerdo maestro, la verdad es que estamos algo cansados para conducir ahora hasta la ciudad. – contesto Ángeles.

- No se hable más entonces, vamos dentro a preparar algo de cena antes de acostarnos - sugirió de nuevo el maestro.

Y como dos niños a los que acababan de contar un cuento, le seguimos rodeando el pozo, por el camino de piedra que conducía hacia el interior de la casa.

jueves, 8 de agosto de 2013

La fuente de los enfermos

Por el camino que va a la ermita, a media hora de la escuela del maestro y en medio del bosque de encinas de Sean, se encontraba un manantial de aguas vivas y claras que remansaba en una charca cristalina, conocida como la fuente de los enfermos.

En la comarca, desde años atrás, corría el rumor de que con los primeros deshielos de la primavera, cuando la sima del alto se cebaba y la charca aliviaba sus aguas por el rebosadero, estas tenían el poder divino de sanar a los enfermos.

Aquella soleada mañana de primavera, paseábamos con el maestro dirección a la ermita, disfrutando del bello paisaje de cimas nevadas. Al llegar a la fuente, alrededor del lugar, un grupo de forasteros esperaban sentados que la charca a punto de colmar, aliviara sus aguas por el rebosadero dando señal así del poder curativo de estas. Aquel grupo de gente, ese fin de semana habían venido desde la ciudad, atraídos por la fama del lugar y la imperiosa necesidad de mejorar sus dolencias.

Al llegar a la charca, el maestro vio aquella gente esperando pacientemente. Se adelantó a nosotros y dando los buenos días a todos se encaramó a una roca cercana.

- Mirad esta fuente de vida. – alzó su voz señalando la charca con la vara que llevaba para caminar.

La gente expectante inclinó su mirada hacia el maestro.

- Estas aguas son como la bendición de vuestro Dios. – añadió - ¿Sabéis de donde procede su poder curativo? – seguramente, todos conocéis a alguien que ha dejado aquí algún mal - afirmó

EL público presente asintió con un gesto mirando al maestro.

- ¿Por que esperáis entonces? – preguntó - ¿pensáis que solo son curativas cuando el nivel el agua empiece a aliviarse por el rebosadero? - ¿creéis que vuestra deidad no podría llenar de virtud este agua todo el año?

Los forasteros más sorprendidos aún, continuaron expectantes.

- Oídme buena gente – añadió - la fe es el poder sanador de cada gota de este manantial. El que desee con todo su corazón mejorar sus dolencias cuando beba o se lave con el agua de este manantial lo hará. Aquellos a los que estando lejos de aquí les acerquéis el agua del manantial, también lo harán. Por que el que cree con todo su corazón que así es, sanará. Incluso antes de que las aguas fluyan por el rebosadero, incluso en los momentos de más sequía de la sima. Así que tengan fe, beban y lávense ahora mismo.

La gente inspirada por la seguridad de aquellas palabras comenzó a disputarse los espacios para acceder al manantial, temerosos que durante el día, el agua no consiguiera colmar por el rebosadero.

El maestro se bajó ágilmente con un salto de la roca y nos dijo.

- ¿Continuamos nuestro camino hacia la ermita? -

Nos pusimos en marcha, y al caminar unos pasos encontramos sentada a una débil niña que se había acercado sola desde el pueblo, unas ojeras malvas remarcaban en su tez blanca unos grandes ojos, que observaban la agitada multitud.

El maestro se detuvo un instante y mirándola dijo.

- Pequeña - ¿Por qué esperas? - ¿No quieres ir a beber de la fuente?

- No tengo ninguna prisa - contestó – ya he estado bebiendo antes – la bendición de mi Dios no sabe de medidas ni tiempo – las virtudes de sus bendiciones son eternas. – dijo la niña.

- Cuando aquellos que su fe es débil hayan terminado, y los que sigan creyendo que el poder de las aguas llegará cuando rebose la charca sigan esperando, iré yo. – Entonces podré quedarme el tiempo que desee en las aguas benditas del manantial.

El maestro puso una mano sobre la cabeza de la niña y dijo.

-¡He aquí un alma maestra! Vino a este mundo a mostrar el poder de la fe.
Entonces el maestro cogió a la niña de la mano y ayudándola a levantarse añadió.

- No esperes entonces pequeña, por que el aire que respiramos contiene el bálsamo de la vida, aspira este bálsamo y sanarás.

La niña, nos miró fijamente un instante a los ojos, aspiró profundamente y con una sonrisa se marchó caminando hacia el pueblo.

Y nosotros, continuamos el camino de la ermita.