viernes, 11 de octubre de 2013
Sobre el Karma
Una conversación entre el científico y cabalista doctor Michael Laitman, y los instructores de la Academia de la Cabalá, Michael Sanilevich y Yevgeniy Litvar, 30 de abril de 2008
PARTE I
E. Litvar: Buenos días queridos amigos. De nuevo en directo el ciclo de transmisiones: Cabalá – el paso adelante. El tema de hoy es un tema muy interesante, bastante conocido y de interés popular, que concierne a cada uno de nosotros. Es el tema del karma, del destino. Vamos a seguir nuestra charla con el profesor M. Laitman, doctor en filosofía,y presidente de la Academia Internacional de la Cabalá.
Buenos días.
M. Laitman: Buenos días.
M. Sanilevitch: La primera pregunta: ¿los cabalistas reconocen la reencarnación? O sea, la existencia de las vidas pasadas y futuras, reconocimiento de la ley del karma.
M. Laitman: Existe una sustancia energética dentro de nosotros que se transmite de un cuerpo a otro. Nuestro cuerpo se crea de un óvulo, vive un tiempo determinado, muere, pero esta sustancia energética que acompaña nuestro cuerpo permanece después de la muerte. Esta sustancia se llama “NOSOTROS”, el YO del hombre, y nos acompaña en cada una de nuestras existencias en distintos cuerpos. Sí, en cabalá existe un concepto, no solo un concepto, una parte entera de cabalá que se dedica al estudio del ciclo de los renacimientos de las almas. ARI, uno de los más grandes cabalistas del siglo XVI, ha escrito un serio tratado sobre este tema. Ya hace 2000 años se hablaba de este ciclo en el libro de Zohar, todavía antes este tema se menciona en el tratado Midrash Raba que fue escrito en la época de la antiguo Babilón.
E. Litvar: ¿Puedo hacer una pregunta?
M. Laitman: Si.
E. Litvar: Muy frecuentemente se confunde a la cabalá, o eso se hace a propósito, con la religión judía, judaísmo. Entonces, ¿judaísmo, como la religión, reconoce el ciclo de las reencarnaciones de las almas?
M. Laitman: Si, pero la religión no habla de eso. La religión dicta lo que tiene que hacer el hombre en este mundo, que debe hacer para poder mantener unos determinados límites de su existencia. Nada más. La religión no habla del mundo futuro, de lo que pasa en él con las almas, de lo que pasa al hombre antes del nacimiento. La religión no se dedica a esto. Ella solo enseña al hombre unos límites de la moralidad. Como debe existir en nuestro mundo según las leyes de la moralidad y ética.
M. Sanilevitch: ¿Por lo cual recibe este mundo futuro?
M. Laitman: Cabalá dice que no es así. No hay ninguna recompensa en otro mundo. El hombre tiene lo que ha ganado ahora, hoy. Si ha ganado el mundo futuro, o sea si ha conseguido descubrir el mundo superior, esto se queda con el después de su muerte. El esta participando en el mundo superior en esta vida. Si no consigue descubrir el mundo superior, después de su muerte solo queda esta sustancia energética, la que le acompañó durante toda su vida pero a la que no era capaz de descubrir. Luego el karma es una categoría muy grande y cada uno la trata de una manera diferente. Me acuerdo, que durante mis estudios de filosofía tenia que sintetizar el significado del karma, que a veces era contradictorio según quien lo determinara.
Si se entiende como Karma el alma humana, su inmortal deslizamiento en el espacio, en lo espiritual, con la entrada también en nuestro mundo, y en vestimenta de nuestro cuerpo, entonces el karma o alma, como se llama en cabalá, es lo mismo.
E. Litvar: No, nosotros especialmente hemos buscado en Internet y encontrado la opinión de las distintas teorías sobre este termino. Todas ellas utilizan la definición del karma, pero todas son distintas. En este caso nos interesa no la opinión de estas teorías, por ejemplo, budismo, tao, etc., sino que estamos hablando de la opinión de la gente. Y la opinión de la gente es, en general, que el karma es una ley que crean ellos mismos con su modo de vivir en este mundo. La fuerza de acción es igual a la de reacción. ¿Es así? Entonces el hombre con su acción esta creando un programa de forma instantánea por el cual va a vivir en el siguiente momento o al final de su vida o en la vida siguiente. El hombre es el culpable o simplemente el constructor de su programa futuro.
M. Laitman: De su próximo momento. Mis acciones en este momento definen mi próximo estado. Esto es así, es correcto.
E. Litvar: Así en general la gente determina el karma. Según este aspecto hemos definido la charla de hoy.
M. Laitman: Bueno, quiero subrayar que la Cabalá separa todas las acciones de la gente en dos niveles. El nivel en el cual el hombre actúa en los límites, en el grosor de nuestro mundo, cuando se encuentra en el egoísmo absoluto, es nuestra naturaleza. Hoy en día nadie va a cuestionar esto. Los Biólogos, zoólogos, médicos, incluso psicólogos y éticos están de acuerdo con que la naturaleza del hombre es absolutamente egoísta — Cabalá ha descubierto esto ya desde hace muchos miles de años. Por eso, en todo lo que hacemos, pensamos y decidimos, buscamos provecho para nosotros mismos. Estamos automáticamente programados para buscar el placer para nosotros y no podemos salir de esta ecuación: “el máximo placer por el mínimo de esfuerzo”. Siempre buscamos la solución óptima para nosotros. Entonces, si el hombre resuelve todos sus problemas propios o con la sociedad en la clave natural del egoísmo, no sale de los límites de nuestro mundo e influye de forma exclusivamente negativa en su destino futuro. Absolutamente negativa. Por el contrario con la ayuda de una metodología, la Cabalá es esta metodología —yo no pretendo decir que es la única, aunque estoy seguro de que es así—, en caso de que el hombre la elija puede superar su egoísmo De esto hablan muchas teorías. La cabala proporciona el único y verdadero instrumento con la ayuda del cual se puede subir por encima de su egoísmo. Si el hombre empieza a actuar no por la ley de este mundo “el máximo placer por el mínimo esfuerzo” y lo cambia por la máxima entrega, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, sube a otro nivel de existencia. El hombre se ve con otros ojos y al mundo alrededor, de otro modo, fuera de si mismo. Entonces sale al nivel del alma y ve todas sus reencarnaciones, todo el ciclo de sus vidas, se ve a si mismo en el principio, en el ahora y en el final —en el transcurso general de toda la creación allí donde esta su alma sin encarnar al cuerpo. Si ha salido de su cuerpo egoísta, si ha subido al nivel de su alma, se sentirá así. Si ha ganado para si mismo este sentimiento, este mundo superior, ahora en este momento de su vida, entonces el cuerpo puede morir, ya esta adaptado a este mundo superior. Se queda en él. Si no consigue esto en su vida, entonces tendrá que morir con su cuerpo porque se identifica con él y de nuevo nacer y así pasar tantas reencarnaciones cuantas le sean necesarias para en una de ellas poder subir por encima de su egoísmo y descubrir el mundo superior. Subir por encima del mundo del cuerpo, de su egoísmo.
E. Litvar: Una consulta: ¿qué significa que el alma es eterna?
M. Laitman: Hoy nos identificamos con el cuerpo, vivimos en el cuerpo. Y si queremos identificarnos con el alma tenemos que subir a su nivel, o sea obtener las cualidades de dar y amar.
E. Litvar: Entonces yo no tengo aquí el alma.
M. Laitman: No.
E. Litvar: ¿Y qué es lo que tengo?
M. Laitman: Sólo lo que vemos, su cuerpo. Y toda su vida usted se dedica solamente a mantenerlo.
E. Litvar: ¿Qué da vida a mi cuerpo?
M. Laitman: Un alma animal da vida al cuerpo humano. Mejor no llamarla “alma animal” sino “una fuerza vital”.
E. Litvar: Por lo tanto existe una fuerza vital y el alma. En nuestra charla vamos a utilizar estos dos conceptos.
M. Laitman: Si, el alma es un componente espiritual, el cuerpo es animal.
E. Litvar: Bien, cuando vamos a hablar del cuerpo vamos a hablar de la fuerza animal.
M. Laitman: Si, es la fuerza que nos mantiene vivos.
E. Litvar: En este caso tengo una pregunta: ¿Qué es el karma? ¿Las vibraciones, o el destino inevitable o el castigo por las acciones de las vidas pasadas? ¿Qué es el karma?
M. Laitman: No lo sé. Yo no sé lo que tiene en cuenta.
E. Litvar: Explíquenos según la Cabalá.
M. Laitman: En la Cabalá no existe el nombre karma, ni palabra ni concepto. En la Cabalá existe el alma, sólo el alma.
E. Litvar: El karma no es el alma. El karma es la ley que influye al alma. En este caso a la fuerza animal.
M. Laitman: Entonces esto no tiene nada que ver con la Cabalá porque Cabalá no se dedica a este mundo, ni a nuestro cuerpo. Esta es la tarea de los médicos, biólogos, psicólogos, etc. Si quiere estudiar el alma, entonces no se trata del karma, sino de la cabalá.
E. Litvar: ¿Cuáles son las leyes que determinan la vida en este mundo?
M. Laitman: En nuestro mundo el hombre vive de acuerdo a las leyes espirituales; de acuerdo a la fuerza que desciende del nivel de su alma.
E. Litvar: ¿Cómo se llama esta fuerza?
M. Laitman: Se llama “una fuerza superior gobernadora”. La fuerza superior baja a nuestro mundo y define todo lo que nos sucede. El propósito de esta fuerza superior es desarrollarnos hasta tal estado cuando por las buenas o por las malas nos hemos dado cuenta de que tenemos que subir a su nivel, al nivel del alma y no quedarnos en el nivel animal.
E. Litvar: En qué se basan los pensamientos que pasan ahora por mi cabeza y que formulo ahora a usted.
M. Laitman: Sus pensamientos aparecen dentro de usted porque su cuerpo animal le influye, porque en cada momento desea recibir como ya lo hemos dicho el máximo del placer.
E. Litvar: ¿Cómo se llama este programa por el cual yo actúo?
M. Laitman: Programa de la existencia del cuerpo biológico.
E. Litvar: No, en la Cabalá
M. Laitman: No existe
E. Litvar: ¿Qué es reshimot?
M. Laitman: No es reshimot, querido mío, porque reshimot pertenece al alma y no al cuerpo. Simplemente usted está de forma constante en busca del placer para su cuerpo.
E. Litvar: ¿De donde aparecen los deseos de actuar de un modo u otro?
M. Laitman: Es el egoísmo que trabaja en usted de esta manera.
E. Litvar: ¿Quién lo obliga actuar?
M. Laitman: El egoísmo se activa con la ayuda de reshimot.
M. Sanilevitch: ¿El reshimot animal?
M. Laitman: Si, por supuesto, como en cualquier animal.
E. Litvar: Entonces hemos llegado a lo siguiente: en la Cabalá existe el concepto de los reshimot que activan todos los estados animales del hombre en el nivel de este mundo y existe en las teorías orientales un concepto parecido a estos reshimot que se llama el karma. Así que cuando voy a preguntar por karma voy a tener en cuenta este reshimot animal.
M. Laitman: De acuerdo, esto nos facilitará las cosas. Los actuales datos informativos egoístas que se están realizando en nosotros cada segundo por una ley determinada, y la cadena de sus realizaciones se llamará karma.
E. Litvar: Correcto, es así.
M. Laitman: Porque existen diferentes definiciones del karma, en distintas teorías, no hay única definición.
E. Litvar: Es correcto, con eso hemos comenzado hoy.
M. Laitman: Ahora, entendí.
E. Litvar: Ahora, ¿El Karma son las vibraciones o el destino inevitable o el castigo por las acciones de las vidas pasadas? ¿Qué es el karma, en el significado de reshimot?
M. Laitman: Todo junto. Todo es correcto. Nosotros empezamos nuestro destino animal desde muy lejos, de la creación de un pequeño egoísmo en nuestro mundo, de su estallido y desarrollo de todo el universo: creación de la tierra, primero liquida y después con superficie sólida, la creación de la vida vegetal, animal y más tarde el hombre. Todo esto es manifestación de los reshimot. Estos reshimot se desarrollan, hasta el punto que dentro de los reshimot animales empieza a funcionar otro más interno reshimot espiritual, el embrión del alma. Una parte del alma superior, que se llama el punto en el corazón, y el hombre empieza a sentirse incompleto en este mundo. En este momento empieza ya la realización de su karma espiritual. Si no, el sólo realiza el karma animal del que hablaba usted.
E. Litvar: Vamos a hablar antes sobre el karma animal. Tengo una pregunta, usted ha dicho que en nuestro mundo se realiza karma o reshimot, no tiene importancia como lo llamemos, ¿cómo se realiza? ¿Cómo el hombre empieza a sentir nuevos deseos?
M. Laitman: En nosotros todos estos reshimot ya existen dentro en forma de una espiral enrollada.
E. Litvar: ¿Cómo es? No creo que tenga dentro una espiral.
M. Laitman: Si, si, si. Igual que la doble espiral de ácido ribonucleico, existe una triple espiral. Esta espiral funciona en tres dimensiones del desarrollo espiritual, del desarrollo del deseo.
E. Litvar: ¿Ella no pertenece a este mundo y por eso no se la puede ver con ningún instrumento?
M. Laitman: Claro, y como puede usted definir su deseo, puede detectar el deseo por aceleración del pulso, por el oscilógrafo, aumento de tensión, etc. Pero es sólo un efecto externo de un potencial interno. No es un deseo en sí, sino la reacción de nuestro cuerpo a él. El deseo en si no es material.
E. Litvar: Esto significa, que como algo básico, ¿el karma o los reshimot no son la esfera donde se encuentra el hombre, sino algo que está dentro de él?
M. Laitman: Le está acompañando. Incluso si usted le quita al hombre algunos órganos o le hace transplantes, sus reshimot o el karma seguirán intactos.
E. Litvar: Desde el punto de vista de la gente, tal y como ellos comprenden el karma, están seguros de que cualquier acción en nuestro mundo tiene su reacción. No se dice por qué, pero si el hombre ha sido bueno en esta vida ha creado un karma bueno y si fue malvado ha creado un karma malo.
M. Laitman: Yo no veo nada parecido en nuestro mundo.
¿Quien dice esto? ¿Qué sabio tan experimentado? ¿Dónde ha visto estas causas y efectos en este mundo? Yo no lo entiendo. Eso es absolutamente irreal.
E. Litvar: La gente piensa exactamente así.
M. Laitman: Creo que les gustaría que el mundo fuera así, pero él nunca ha sido y nunca será así. Vamos a hablar en serio, vamos a ser realistas basándonos en los datos científicos. ¿Quiénes somos según la fisiología, la biología? Estudiemos todo esto y veremos que todo en este mundo está basado sobre puro nivel egoísta de consumo, recibir el máximo con el mínimo esfuerzo.
M. Laitman: ¿Y qué significa bueno o malo?
E. Litvar: Bueno es cuando yo quiero hacerle bien. ¿Tiene sed? Yo le doy una taza de té.
M. Laitman: ¿Para que?
E. Litvar: Si usted desea yo le doy.
M. Laitman: ¿Por qué?
E. Litvar: Porque soy bueno.
M. Laitman: No se trata de ser bueno. Es porque es beneficioso para usted, si no, no podría hacerlo, no tendría energía ni para traerme el vaso de agua. Usted hace esto porque esta ganando egoístamente. Es beneficioso para usted darme el vaso de agua por varias razones: por su amor propio, o respeto de la sociedad, o buscando poder, o algún deseo oculto, algo. Tiene que existir este beneficio si no, no tendría energía ni para hacer este movimiento. Puede ser movimiento físico o moral. Todos nosotros existimos dentro de la naturaleza egoísta. Por eso la gente que piensa que son criaturitas de Dios no entiende hasta el final la fórmula por la que funcionamos. Vaya a los psicólogos, sociólogos, a cualquier hombre que se dedique al estudio de la naturaleza y él lo confirmará.
M. Sanilevitch: Entonces no se puede decir que existan las buenas y malas acciones.
M. Laitman: No, puede revelarse como bueno o malo en referencia a los demás. Hay gente que está ayudando en los hospitales, ayudan a cuidar enfermos, pero lo hacen por sus propias razones egoístas. Y como estas razones son egoístas, el mundo no cambia para mejorar y esta gente no se siente tampoco mejor por ello. Nosotros nunca vemos el efecto de estas acciones.
Continuará.
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