martes, 10 de septiembre de 2013

La meta oculta de los templarios

En el cruce de dos vetas mágicas, en un vórtice telúrico, se ubica la capilla templaria de Eunate. La corriente que desciende de norte a sur y parte de Saint-Jean de Luz en Francia, pasa por las concentraciones megalíticas de Lesaca y Oyarzun, cruza los dólmenes de Leiza, los cromlech de Ezcurra, y atraviesa la sierra sagrada de Aralar, antes de pasar por el centro de la capilla de Eunate, dirección sur para alcanzar el Moncayo.


Una línea telúrica repleta de tradiciones milagrosas, con la presencia de cultos extraños y milagrerías de origen precristiano.

Es extraño que este templo religioso solo muestre un capitel relacionado con la fe cristiana, de los catorce que conserva, una extraña crucifixión sin cruz de un personaje con los brazos abiertos. Pero sin duda el mayor misterio se centra en los canecillos del ábside este de la capilla templaria, que representan tal vez, los rostros de una docena de razas del mundo atlante, hundido en la era de Leo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario